Las Experiencias De La Vida
Enviado por villeguitas • 22 de Agosto de 2013 • 1.528 Palabras (7 Páginas) • 397 Visitas
LAS EXPERIENCIAS DE LA VIDA
Todo vuelve a mi memoria… todo lo bueno, todo lo malo, todas las experiencias, todos los recuerdos que me atormentan desde que tengo memoria…siempre lo mismo, los mismos sueños, los mismos recuerdos presentes.
Yo soy Kiara Villa Lobos, mis padres Ernesto Villa Hernández y Katheryn Elizabeth Lobos. Nací en el estado de México, mi madre igual y mi padre en Monterrey. Y bueno esta es mi historia…
Yo era tan sólo una niña que desde que tiene memoria siempre ha estado con su madre (Katheryn), abuela (Katia), abuelo (Cornelio) y primo (Dante). Mi abuela es mayor que mi abuelo por catorce años.
Mi madre. Mi madre era apenas una joven adolescente cuando me tuvo. Ella apenas tenía dieciséis y obviamente no estaba preparada para tener un bebé y eso causó muchos estragos a mi vida.
Desde que la recuerdo, siempre salía y me dejaba con mi bis abuela Emilia, lo cual estaba postrada en una cama. Yo siempre me quedaba en la puerta llorando y gritándole:
- ¡Mamita por favor no me dejes!
Ella solo me mandaba un beso y se iba. A veces se quedaba conmigo hasta que me durmiera para después irse. En ese entonces, yo tenía como cuatro años o cinco… me acuerdo que ya iba en el kínder. Mi madre era madre soltera. Ella se separó de mi padre cuando yo era una bebé y casi no estaba conmigo. No sabía lo que me gustaba, lo que me disgustaba, no sabía mis metas, mis sueños, intereses, en fin no sabía casi nada de mi y las veces que me dedicaba de su tiempo era en las noches cuando no salía. Recuerdo que esos días los disfrutaba al máximo, pues eran las únicas veces que mi madre jugaba conmigo y me contaba cuentos.
La mitad de mi vida la viví más con mi bisabuela que con mi madre. Mi vida siempre fue muy solitaria, era como si sólo me tuviera a mi misma porque aunque siempre tuve gente a mi alrededor nunca sabían lo que sentía o me pasaba. Siempre hablaba sola, jugaba sola, en fin todo lo hacía sola y gracias a eso empecé a ser una niña independiente y madura a posar de que tenía una corta edad. Yo siempre fui muy diferente a todas las niñas de mi edad.
Mi rutina diaria siempre era la misma… despertar a las siete de la mañana, vestirme, tomar café con pan e irme a la escuela. Después de la escuela, llegaba a hacer tarea, comer, bañarme, jugar, cenar, ver tv e irme a dormir.
Con el paso del tiempo, mi madre se enamoró y se juntó con un hombre muy bueno, el cual fue mi figura paterna. Nos fuimos a vivir con él y mi madre cambió demasiado ya que, me dedicaba tiempo , me atenía y cosas así.
Recuerdo que yo ya iba en primer grado de primaria, sin duda alguna fue una de las mejores épocas de mi vida, porque además conocí a mi primer mejor amiga. Desde que nos conocimos éramos inseparables, todo lo hacíamos juntas.
Poco después, mi madre se embarazó y tuvo una hija la cual llamaron Stephane. Cuando ella nació, obviamente toda la atención fue para ella ya que, Stephane era una bebé y necesitaba cariño y atención. Después, cuando ella cumplió 2 años, mi madre se separó de el papá de mi hermana y decidió irse a otra ciudad (Monterrey) ahí estaba alguna familia que era mi abuela, abuelo y primo.
Llegamos y yo estaba muy deprimida ya que, había tomado mucho cariño a el papá de mi hermana, su familia y mi mejor amiga. Pero ya nada quedaba por hacer. Mi familia nos trató muy bien. Ellos vivían con la mamá de mi abuelo, el cual le decía papá y rápidamente nos fuimos a vivir con ellos. Nos trataron muy bien. Pero en esa casa, viví la peor parte de mi vida…
Al poco tiempo que estuvimos ahí, el abuelo (Poncho) empezó a quererme tocar y lo logró. Yo era tan solo una niña indefensa que tenía que sufrir y aguantar todo lo que me hacía ese viejo, y lo peor es que nadie se daba cuenta lo que pasaba con Kiara. Y me seguía sintiendo completamente sola y mas con lo que me estaba pasando… sin duda alguna fue tan dolorosa que aún no la supero y desde que ese señor me empezó a tocar, empecé a tener pesadillas de lo peor. Pero sólo me quedaba callar.
Hasta que un día todo acabó, porque mi familia decidió cambiarse de casa. Ese día me sentí
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