Lectura Y Analisis De La Ob Ra Literaria La Vida Es Otra Cosa

Encuentro de los estudiantes de 2do de Bachillerato de Cafam

y la escritora Jeannette Miller.

El Programa de Mejora de la Enseñanza del Español coordina junto a los maestros de español de los Colegios APEC Cafam-Colapec la selección de las obras literarias que se leerán durante cada año escolar en todos los niveles. Con algunos de las obras leídas se realizan encuentros literarios con los autores en donde los alumnos realizan diversas actividades creativas fruto de la reflexión que les surgen en el proceso de lectura.

A continuación se presentan dos ensayos escritos por Roberto Estrella Apolinar y Mélany González, estudiantes de 2do de bachillerato del Cafam, sobre dos personajes principales de la novela “La vida es otra cosa”, escrita por Jeannette Miller. Estos ensayos fueron presentados en el encuentro realizado con la autora en el salón multiuso del Cafam, el martes 16 de marzo de 2010.

En el encuentro participaron la escritora Jeannette Miller, la Licda. Clara Echavarría y el Lic. Manuel de Jesús Peralta, representantes de Unilingua; la Licda. Ana Flores, coordinadora del Nivel Medio de Cafam; el Licdo. Iván Payano, representante de Alfaguara, la profesora Ana Julia Rivera; maestros de Cafam y los estudiantes de 2do de Bachillerato del Cafam.

Tiburón

No se habla detalladamente sobre su aspecto físico, pero se pueden resaltar particularidades en su fisionomía como son su tés morena, cuerpo robusto, cabello negro corto y medio rizo, sus ojos pequeños y fríos que no muestran sentimientos, su boca siempre gesticulando maldad. Rara vez reía y su rasgo personal más sobresaliente es una gran cicatriz en su hombro derecho que le da aspecto de jorobado.

En cuanto a su personalidad podemos destacar un sin número de cualidades negativas propias del personaje Tiburón , como son: se carencia de sentimientos, es decir, no le importa hacer lo mal hecho, incluso se muestra satisfecho cuando comete un delito como si esto le hiciera sentir en realidad vivo, consciente de que las personas a su alrededor lo detestan, pero que a su vez nadie tendrá la gallardía de enfrentarle, lo que le da una gran aire de confianza, que le permite seguir con su saga de autoridades en el poblado de Vengan a Ver .

Tiburón cuyo verdadero nombre es Santo Benigno Cuevas se muestra muy celoso de su autoridad en el poblado y totalmente intolerante a cualquier persona que pueda suponer una posible amenaza para su autoridad. Tiburón se muestra totalmente irreverente a la justicia pues el mismo dice: “Aquí la justicia es uno mismo, su mano y el jierro que uno tenga.” Hizo valida esta frase en varias ocasiones, donde Tiburón mata fríamente a un sin número de haitianos en el régimen de Trujillo y posteriormente a este sigue sirviendo de verdugo en LA SECRETA en el régimen de Balaguer, donde se le fue asignada una pensión.

Pero no todas son malas cualidades en este personaje, este también tiene buenas cualidades, limitadas y tal vez imperceptibles para un lector poco observador, una de sus cualidades es el amplio conocimiento de la situación socio-cultural de nuestro país, pues el mismo se muestra totalmente en contra de las políticas modernas, pues si bien es cierto que los gobiernos de Trujillo y Balaguer estuvieron manchados por atrocidades también es irrefutable el hecho de que nuestro país alcanzo mayor esplendor económico en estos dos períodos y de igual forma las condiciones de vida eran mejores, Tiburón muestra esta inconformidad hacia la política moderna con estas palabras: “ Ahora cualquier culo cagao llega a presidente. Tu lo ves en campaña ofreciendo villas y castillos, dándosela en serios y cuando suben al poder no se acuerdan de nadie, todo los cuartos van para sus bolsillos”.

Tiburón también daba a conocer su profunda admiración por la figura de Trujillo. El mismo enuncio: “Ese si era un hombre grande. Hizo respetar al país y puso el orden, no le comía cuentos ni a los americanos”. Otro de sus valores positivos era su lealtad incondicional para la persona que tan solo le mostrara un mínimo grado de afecto, es capaz de dar la vida por esta persona, literalmente. Como lo es con el caso de don Porfirio Frías al cual Tiburón admiraba con devoción, como enuncia en el libro: “Tiburón lo tenía en un altar.” “Lo defendía y cuidaba como un perro fiel.”

Pero este sentimiento de aprecio y respeto nunca se le fue correspondido pues a él solo se le veía como una simple herramienta que era utilizado para trabajos sucios, no obstante Tiburón se conformaba con tan solo esto.

Con respecto a su ideología religiosa, el mismo era indiferente

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