Lenguaje clásico

El lenguaje clásico, es el resultado de un proceso evolutivo que abarca más de veinte siglos de historia, fuertemente influenciado por cambios socio-políticos, filosóficos y religiosos, conflictos bélicos y avances tecnológicos y científicos.

Se puede sugerir que éste proceso comienza cerca del siglo V a.C., con el paso de las construcciones de madera a las construcciones de piedra. Dicho cambio, no sólo otorga durabilidad a las construcciones religiosas griegas, sino que crea un carácter más plástico y artístico. El traspaso a la piedra, implicó una imitación de los tratamientos estéticos usados en madera, por lo que la piedra se labraba delicadamente. El sistema constructivo también fue imitado: el sistema adintelado, un sistema simple, lineal y rectilíneo, pero que limita el tamaño de las construcciones.

Conceptualmente, la cabaña griega es una cabaña sagrada. Se trata de un espacio de culto, cerrado a la comunidad. Su función es el tributo a los dioses, por ello, su diseño debe estar en concordancia con el poder que representan los dioses griegos. Las construcciones no debían ser azarosas, sino pensadas y diseñadas en su totalidad, poniendo especial atención a su armonía total como obra, tal como lo hace la naturaleza en sus creaciones.

La ciencia y la matemática juegan un rol fundamental en éste proceso de consolidación de los principios de diseño: el descubrimiento de las proporciones numéricas existentes en la naturaleza impulsa el uso de la proporción, la modulación, la simetría.

Así mismo, el estudio del cuerpo humano y los conceptos filosóficos de la época, dieron lugar a que la arquitectura griega fuese a escala humana. El hombre era comprendido como punto de referencia de todo lo existente, a nivel material y a nivel espiritual-moral.

La arquitectura griega aporta, así, los primeros principios compositivos y estéticos que se transformarán, más tarde, en los principios del lenguaje arquitectónico clásico occidental.

De ésta manera, Grecia logra la delimitación de la arquitectura como arte separada, con un territorio de estudio propio casi en forma de ciencia; y, al igual que las demás artes autónomas, la arquitectura griega crea sus propias reglas: los órdenes.

El orden, es un instrumento de control que pretende regular el proceso de diseño a la manera de una regla estructural, delimitando el terreno  donde deben concentrarse las energías y seleccionando, poco a poco, las mejores soluciones, pero sin que estas lleguen a producir formas, proporciones o figuras precisas. Los órdenes significaron un punto de partida para el arquitecto, no en forma recta, sino como guía práctica de experiencias anteriores. El orden asegura un alto nivel medio de la producción general de la arquitectura griega. A su vez, al transmitirse en el tiempo y el espacio, los órdenes fueron el punta pie de la formación del lenguaje, ya que, tanto para los profesionales como para el público, la lectura del diseño comenzó a ser más inmediata y accesible.

La desventaja del uso de los órdenes, es la limitación de experiencias individuales, pues si las reglas garantizan mayor profundidad en campos determinados, ello mismo obstaculiza su ampliación; de modo que, si las circunstancias eternas cambian, el sistema tiene escasa capacidad de adaptación y entra en crisis.

A su vez, los órdenes están estrechamente relacionados al sistema constructivo-estructural, ya que sus resultados formales responden al sistema trilítico o adintelado. La expresión puramente arquitectónica es la interpretación de exigencias propias del traspaso de la madera a la piedra. Si los griegos hubieran elegido, por ejemplo, el sistema abovedado, los órdenes hubieran sido completamente diferentes.

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