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Literatura Colombiana


Enviado por   •  29 de Mayo de 2014  •  425 Palabras (2 Páginas)  •  668 Visitas

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Inés y Juanita creen ser tía y sobrina, pero lo cierto es que son hermanas. La primera mestiza, la segunda española, pero aún así hermanas. Sin saberlo caen en incesto cada vez que se procuran mutuamente los efectos de los bálsamos, o cuando se acuestan al tiempo con un solo hombre. Pero, Juanita siempre ha estado a la zaga de Inés, porque los hombres prefieren a aquella. De modo que debe conformarse con los favores y el apetito de los esposos de su tía o de los hombres que la pretenden sólo por el sexo. En todo caso, y como decía Voto:

“(…) las mozas de España no andan amarradas a un solo hombre, porque perderían el deleite de las comparaciones, como tampoco los hombres nos amarramos a una sola mujer cuando se puede yacer en muchas camas” (Pág. 147)

El sexo es el pecado que atraviesa la historia. Cada hombre y mujer en Carora, Pamplona o Tunja parecen estar pensando a partir de él, proyectándose desde él. Jorge Voto persigue a sus estudiantes o a las damas de nobleza, Juanita tiembla en su cama cuando las corrientes del deseo la atraviesan, Inés piensa cuando mira a los hombres en lo que se esconde detrás de sus braguetas, o los altos funcionarios crean intrigas diversas con tal de explayarse con cualquiera. Y a pesar de que todo esto es así, cada sensación y cada deseo debe procurarse solamente a través de las miradas o en los oídos de los cómplices, en secreto, puesto que hay una apariencia y unas normas morales que no se osan sobrepasar.

La muerte es el otro pecado cardinal. Al parecer todas las intrigas creadas aparecen abocadas a la muerte. Voto mata a Pedro de Ávila y muere a manos de Pedro Bravo; Inés es cómplice de ambos asesinatos y termina en la horca. Pero, la muerte es también la lucha frente a la conciencia moral que, por ejemplo, en el caso de Hernán Bravo lo lleva a la desesperación, o del mismo Voto que toma su decisión sólo después de ponerla a consideración de cientos de razones. La iglesia y la moral constituyen el baluarte frente al progreso y el pecado que parecen ir de la misma mano; es por ello que:

“Tal sociedad estaba montada sobre la remisión de los pecados, porque si no fuera posible aligerarse de las culpas con el recurso de la confesión, se acumularían las desvergüenzas, las fornicaciones, los falsos juramentos, los deseos malsanos, las mentiras, los robos, las hechicerías y los crímenes para el Juicio Final…” (Pág. 221)

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