Los Criados, La Celestina

5. Los criados

Los criados de La Celestina son el resultado de la fase de crisis de la antigua sociedad señorial del siglo XV, pero no están exentos de los rasgos que les confieren la tradición literaria en la que se inspiran. A diferencia de las costumbres de la tradición medieval en la que los criados anteponían la vida de sus amos a la suya propia, en esta nueva etapa los criados empiezan a valorar más sus propios intereses y luchan, muchas veces traicionando a sus amos, por conseguir una vida mejor. Los nuevos horizontes sociales de la España de la época, basados en el auge de la riqueza y de la movilidad estamental, podrían explicar y justificar el comportamiento de los criados y servidores, quienes, protestando contra la determinación social se rebelan contra el egoísmo de sus amos y buscan su propio bienestar, a costa de traicionar a los intereses de aquellos. La Celestina parece encarnar los ideales del incipiente humanismo burgués, que postulaba la igualdad de todos ante la ley; pero, dentro de ese mismo marco, se hace eco de la polémica sobre la nobleza y la virtud: la postulación del valor personal y el esfuerzo propio en contra de la defensa de la virtud heredada por el linaje y el nacimiento. Tales ideas se ponen siempre en boca de personajes plebeyos. Sempronio, encarna la figura tradicional del criado pérfido, bien vacilando sobre la conducta que debe adoptar ante la desazón de Calisto, bien pensando en abandonarlo cuando vea peligrar su vida. Sin embargo, se comporta como un amante cortés. Pármeno, hijo de Alberto y Claudina, criado por Celestina y convertido en mozo de muchos amos antes de entrar a servir en casa de Calisto, representa la figura del criado fiel, pero, a lo largo de la obra, experimenta una metamorfosis hasta erigirse, en el criado más hostil a su amo. Es víctima de un trato injusto y de las artimañas de Celestina. Lucrecia, criada de Melibea, sufre un proceso de transformación semejante en parte a Pármeno. Primeramente, se encarga de prevenir a Alisa (madre de Melibea) de la picardía de la alcahueta. Después, una vez percatada de las intenciones de Celestina, decide guardar silencio y acaba también participando, de forma indirecta, entre los amores de su señora y Calisto. Tristán y Sosia, criados más jóvenes de Calisto pero no por ello menos importantes, representan la fidelidad. Son personas inocentes, encariñadas con su señor e inconscientes de venganza.

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