Los capítulos 32 al 37 del libro de Job
Enviado por • 3 de Diciembre de 2014 • 1.579 Palabras (7 Páginas) • 323 Visitas
Los capítulos 32 al 37 del libro de Job contienen el discurso de Eliú. Desde 32:6 hasta 33:7 Eliú se la pasa diciendo: a) por qué él no quiso hablar antes; b) por qué sí tenía ahora ganas de hablar; c) cómo él era un hombre recto y sabio (33:3 y 33); d) cómo lo habían defraudado los discursos de los tres amigos, etc., etc.. Nada especialmente significativo.
Después de eso comienza a "evangelizar" a Job (33:8-33) como si éste no supiera quién era Dios y cuál era su modo de ser y proceder. En 32 :13 dice algo que no es cierto, al afirmar que Dios lanzó a Job, como diciendo que Dios lo desechó. Al contrario, durante todo este proceso Dios tenía puesta tal confianza en Job como de un hombre perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal, que no dudó en someterlo a todo aquel proceso, seguro de que Job no Lo iba a abochornar en su confianza, sino que le iba a servir para darle una buena lección a Satanás. Y efectivamente, aún viniéndole espantosas desgracias que parecían tener su origen en Dios, sin que hubiera razón para ello, aún así Job permaneció fiel a Dios. Por lo tanto Dios no lanzó ni desechó a Job, como dijo Eliú, sino que lo honró sometiéndolo a la más grande prueba de fidelidad que se le puede hacer a un ser humano.
“Porque no digáis: Nosotros hemos hallado sabiduría: Lanzólo Dios, no el hombre.” (Job 32:13)
También Eliú alega en 33:8-10, como criticando a Job, que éste decía que él era limpio, inocente, sin defecto y sin maldad. Primero que todo, Job no dijo que él siempre hubiera sido así, puesto que él reconocía que en su juventud había pecado, como se ve en 13:26. Por lo tanto, Job no se hacía el limpio, inocente y sin defecto, él confesaba que los había tenido; pero que ahora no los tenía. Si ahora no los tenía, no tenía un porqué “confesar” falsa e hipócritamente, que él sí tenía pecados, exhibiendo así una humildad y modestia fingidas.
Pero es el caso, que no es que solamente Job honestamente dijera la verdad respecto a su limpia vida, es que quien da testimonio de su pureza y limpieza es el mismo Dios cuando le dijo a Satanás lo dicho en Job 1:8
“¿Por qué escribes contra mí amarguras, y me haces cargo de los pecados de mi mocedad?” (Job 13:26)
“Y Jehová dijo a Satán: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado de mal?” (Job 1:8)
Por lo tanto las palabras de Job no reflejaban vanidad o engreimiento, sino una verdad respaldada por Dios. Job no comprendía por qué le ocurrían tan espantosas desgracias si él no había vuelto a pecar desde su juventud. ¿Qué querían Eliú y los tres amigos? ¿Que Job, sin sentirlo, sin creerlo, y lleno de hipocresía y falsa humildad mintiera diciendo que recientemente él había pecado mucho? Eso mismo hacen muchos ahora, pues tratan de ver pecado en Job por el hecho de que el confesara honestamente que no tenía pecado.
En 34:7-9 Eliú calumnia a Job como antes hicieron sus tres amigos, diciendo que él cometía pecados y hacía cosas que no era cierto que Job las hiciera. Todo aquello era lo que Eliú se imaginaba que Job debía estar haciendo, dado que le estaban ocurriendo cosas tan horribles.
“7 ¿Qué hombre hay como Job, que bebe el escarnio como agua? 8 Y va en compañía con los que obran iniquidad, Y anda con los hombres maliciosos. 9 Porque ha dicho: De nada servirá al hombre El conformar su voluntad con Dios.” (Job 34:7-9)
En ningún momento Job dijo que de nada serviría al hombre hacer la voluntad de Dios; eso era una calumnia de Eliú. Después Eliú prosigue su discurso detallando y defendiendo cosas obvias que nadie había negado ni discutido, como la justicia y el poder de Dios, y el fin de los seres perversos. Esto de defender puntos que nadie ha negado ni atacado, es típico de aquellos que no tienen mejor prueba para avalar sus afirmaciones. Es muy común en las discusiones, ver cómo uno de los contendientes, que no puede probar su punto ni destruir el del contrario,
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