Los ojos del perro siberiano Adaptación de la novela a texto dramátic
Enviado por Dulcemayela • 7 de Noviembre de 2018 • Ensayo • 2.379 Palabras (10 Páginas) • 1.462 Visitas
Montangie Ángeles Sol – Profesora de Teatro
Los ojos del perro siberiano
Adaptación de la novela a texto dramático
ESCENA I
La obra comienza con las luces apagadas. Se escucha la voz en off del niño.
Voz en off niño: - Es terrible darse cuenta de que uno tiene algo cuando lo está perdiendo. Eso es lo que me pasó a mí con mi hermano. Mi hermano hubiese cumplido ayer 31 años, pero murió hace cinco. Se había ido de casa a los 18, yo tenía 5 años. Mi familia nunca le perdonó ninguna de las dos cosas: ni que se haya ido, ni que se haya muerto.
A continuación, se encienden las luces. En el living se encuentra la madre sentada, agarrándose la cabeza, llorando, mirando hacia el piso. El padre está parado con los brazos rígidos, las manos apoyadas en la mesa y la cabeza gacha. Entra el niño. Los mira.
Niño: - Me pareció escuchar la voz de Ezequiel…
Padre: - (Lo interrumpe. Levanta la cabeza y clava la mirada en sus ojos). Andá a tu cuarto.
Niño: - (mira a la madre) mamá, ¿qué pasó?
Padre: - (con tono firme e iracundo) ANDÁ – A – TU – CUAR – TO.
ESCENA II
Aparecen en escena el niño y Mariano (el mejor amigo). Ambos están recostados en el piso, vestidos de rugbiers, charlando, mientras descansan después de un partido.
Niño: - Ayer cuando llegué a casa me pareció escuchar a mi hermano Ezequiel. Cuando entré al living mi mamá estaba llorando y mi papá estaba serio, más de lo normal. Cuando pregunté qué pasaba no me respondieron.
Mariano: - ¿Y tu hermano?
Niño: - No sé, cuando entré ya no estaba más y nadie me explicó nada. Algo pasó, el ambiente estaba más tenso que nunca, no me animé a volver a preguntar. A parte sé que no van a decirme nada. Me gustaría hablar con Ezequiel, tengo que averiguar dónde vive, hace tanto que no nos vemos… bueno, vos ya sabés, nunca tuvimos una verdadera relación de hermanos, para mí todo sobre él es un misterio, desde que se fue de casa cuando pasó lo de Virginia…
Mariano: - Ya veo que tu hermano dejó embarazada otra vez a otra chica…
Niño: - No creo vuelvan a hacer la locura que hicieron aquella vez…
Mariano: - Mmmm… me parece que tu hermano la volvió a cagar.
Niño: - (Silencio. Se queda pensando un instante.) Mejor vamos, (agarra su mochila) nos van a retar si llegamos tarde. (Se retiran de la escena)
ESCENA III
La escena transcurre en el departamento de Ezequiel. Él está sentado leyendo. Es un ambiente sencillo, con muchos libros y discos. Se escucha el timbre. Se para a abrir. En la puerta está el niño que no emite palabra.
Ezequiel: - ¿Pasás? ¿o te pensás quedar en la puerta?
El niño entra. Se sienta en una silla. Ezequiel lo sigue atrás. Se produce un silencio incómodo. Agarra una jarra con agua y mientras le sirve intenta romper el hielo:
Ezequiel: - ¿Los viejos saben que estás acá?
El niño niega con la cabeza.
Ezequiel: - Muy bien, muy bien. Las nuevas generaciones aprenden rápido. Yéndote de casa sin permiso a los 10, me imagino qué cosas harás a mi edad (Se ríe. El niño mira fijamente a través de una ventana. Antes de darle el vaso con agua toma un sorbo él). Tomá. Perdón que no tengo más vasos, se me rompieron y no compré más. Esas son cosas que a la gente del Palihue no le pasa (se vuelve a reír).
Niño: - ¿Hace mucho que lo tenés? Digo… al perro.
Ezequiel: - Hace poco más de un año y medio, fui con Nicolás a la casa de una amiga suya, ¿te acordás de Nicolás? (El niño lo mira desconcertado) Bueno, no importa. Lo importante es que la amiga criaba perros siberianos. Éste se llama Sacha. Era el más chiquito de la cría, el último que nació. Por eso lo iban a matar.
Niño: - ¿En serio lo iban a matar? Si es hermoso (agarra el vaso, toma agua)
Ezequiel: - Sí que es hermoso, ¿no es verdad? Pero a los últimos de cada cría los criadores los matan, son los más débiles, los menos puros de la raza. Los criadores viven de la pureza, ese es su negocio, no les conviene que haya perros impuros dando vueltas por ahí. Si vos conocés a otros perros de esta raza, te podés dar cuenta que éste tiene las orejas un poco más grandes y…
Niño: - (Lo interrumpe. Se para y se va acercando a la ventana) tiene los ojos marrones
Ezequiel: - Eso no tiene nada que ver. Además a mí me gustan así, marrones. Hay un cierto aire de verdad en los ojos de los perros siberianos, como si supieran nuestros secretos. Bah, esto es un delirio mío, no me hagas caso.
Niño: - (Mirando por la ventana al perro mientras le juega del otro lado del vidrio) Pero lo que no puedo creer es que los maten
Ezequiel: - La gente no entiende nunca al que es diferente. En una época los metían en manicomios, en otras, en campos de concentración (suspira). La gente le tiene miedo a lo que no entiende. Si la sociedad margina a los que son diferentes, qué destino puede tener un perro que tiene las orejas un poco más grandes. (Silencio por unos segundos)
Niño: - (Sin dejar de mirar por la ventana. Sigue jugando con el perro y pregunta rápidamente cambiando de tema) ¿Por qué los viejos están tan enojados con vos?
Ezequiel: - Porque tengo SIDA
El niño deja de jugar y de sonreírle al perro. Apagón.
ESCENA IV
En escena aparece la abuela del niño. Ella le está cocinando mientras él la observa hacerlo y cada tanto le alcanza algún elemento.
Abuela: -Me enteré que fuiste a la casa de Ezequiel
El niño mira hacia todos lados, esperando que el padre no haya escuchado lo que la abuela acaba de decir.
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