Los relámpagos de agosto.

Los relámpagos de agosto.

Introducción

Jorge Ibargüengoitia Antillón nació en la cuidad de provincia Guanajuato, durante su infancia sufrió la perdía de su padre: Alejandro Ibargüengoitia Cummning, tras este acontecimiento él conjunto con su madre se fueron a vivir al Distrito Federal, en donde años después, estudio en la Facultad de Ingeniería de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) de 1945-1949, no obstante, abandonó sus estudios .Tiempo después tuvo un encuentro con Salvador Novo (escritor, poeta, cronista, dramaturgo y miembro del grupo de los Contemporáneos), Ibargüengoitia decido inscribirse en la Facultad de Filosofía y Letras  de la UNAM de 1951-1954, durante sus estudios  residió en Coyoacán. Se dedicó a la escritura dramática a lo largo de 10 años, el cual le permitió formarse como crítico. En las obras que escribió,^[1] plasmo su estilo como único, al ser sarcástico e irónico, al describir a las autoridades y la realidad de la sociedad. Este estilo es propio de su obra “Los relámpagos de agosto”, escrita en 1963, y obtener con ella el premio Casa de las Américas en 1964, en donde a su manera nos narra de manera cómica y satírica la vida de un militar que se adentra a la política, durante la época de la Revolución Mexicana, este protagonista actúa en base a sus intereses personales justificándose en ser una persona con ética y de sentimiento nacionalista.

Desarrollo

Durante la obra, Jorge Ibargüengoitia maneja de manera humorística la clase política de la época de la Revolución, pues bien se basa en hechos reales, representándolos con personajes ficticios, y deja entre ver los verdaderos intereses, visualizándolo de dos formas: la comedia y la sátira. Aquí nos hace pensar que su ideología del autor estaba en contra de la clase política y de la clase media. Ya que el personaje principal, José Guadalupe Arroyo, o bien “Lupe”, pertenece a una clase media y quien busca tener por sus méritos un puesto importante dentro de la política, “El autor-narrador se burla de la clase política en general; trata de desmentirlo que probablemente es muy cierto acerca de su origen y enuncia una serie de virtudes que aluden a todos los políticos (en particular a aquellos que surgieron de la Revolución): tuvo una educación: terminó la Primaria y hasta con elogios, cuando alguien llega a ocupar un puesto piensa que es por sus méritos y en realidad es por ami-guismo, entonces se justifica diciendo que la Secretaría Particular de la Presidencia se la ofrecieron por sus méritos personales, su honradez a toda prueba (que hasta la fecha hay que buscarla con lupa y ni así se encuentra en los políticos mexicanos) y que a pesar de eso le llegó a causar dificultades con la Policía, su inteligencia despierta (todos los políticos se sienten inteligentes, con lo cual ya lo están negando de principio). Más adelante nos enteramos que no fue por sus méritos personales sino porque el General de División Marcos González le debía dos favores.” (Barrios Luna, M), si bien el contexto tratado en la obra no está alejado de nuestra actualidad, ya que quienes están dentro de la política se manejan de manera similar, pero el más importante es la educación, un bajo porcentaje de quienes tienen cargos políticos no tienen el grado de estudios necesarios, por tanto no están calificados para estas profesiones.

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