MOMO DE MICHAEL ENDE - CAPITULOS I, II, III & IV
Enviado por Lyz Lin Ye • 1 de Marzo de 2018 • Ensayo • 1.556 Palabras (7 Páginas) • 1.205 Visitas
Michael Ende nos cuenta la historia de una pequeña niña que aparece de la nada en una ciudad, en donde solía haber palacios grandes, templos con estatuas de oro y mármol para los dioses. Pero con el paso del tiempo, éstas cayeron. También en donde había teatros. Ahora sólo quedan un par de ruinas.
Momo era una niña que tenía un don. Era muy querida por los que la rodeaban; a pesar de no tener conocimientos previos de su familia e incluso de su edad.
Al ir desarrollando los primeros 4 capítulos de la historia, que son:
- - Una ciudad grande y una niña pequeña;
- - Una cualidad poco común y una pelea muy común;
- - Una tempestad de juego y una tormenta de verdad y
- - Un viejo callado y un joven parlanchín.
Se hará notar lo especial que era ésta pequeña niña.
Momo, era una niña de clase baja, no se le conocía familia, era muy pequeña y flaca, tenia los ojos grandes y su cabello era un desastre.
La niña recibió unas cuantas visitas, pues la gente que vivía a su alrededor tenía curiosidad de quién era y el cómo había llegado hasta ahí. Pero Momo era de pocas palabras, además de que no sabía responder, como lo habia dicho antes, no tenía conocimiento alguno; con certeza, solo les dijo que había escapado de un lugar donde igual había otros niños, donde eran tratados muy mal; pero ella escapó una noche escalando la pared.
Entonces, tras ver la situación de Momo, le ofrecieron un lugar donde quedarse, e incluso comida; pero la niña se retracto pues ella era simplemente feliz en ese lugar, en esa ruina. La gente estuvo de acuerdo en que se quedara ahí, pues no la podian forzar; entonces todos empezaron a ver por ella desde ese día.
Hombres, mujeres y niños se reunieron para ayudar a Momo a instalarse en el lugar; le regalaron muebles, le ayudaron en la decoración, le dieron todo lo indispensable para que se sintiera cómoda. De igual manera le llevaban comida. Una vez terminaron con el lugar, hicieron una pequeña fiesta; y así fue como comenzó la amistad entre la pequeña Momo y la gente de los alrededores.
Al parecer todo iba marchando bien; Momo se acoplo muy rápido al lugar y a la gente. Era como si la conocieran desde siempre, ademas se dice que nunca se encontraba sola, siempre estaba acompañada de alguien.
‘’Vete con momo’’ era una frase que la gente decía muy seguido. Surgió por el hecho de que Momo tenía un don muy especial, era el saber escuchar y escuchar bien… Por lo que cualquiera que tuviese un problema o que quisiera desahogarse, podría ir con Momo y salir de ahí con grandes ideas o, qué más(?)… Feliz.
Una vez, hubo una pelea entre dos hombres, eran vecinos y conocidos de toda la vida. La solución a su pelea era ir precisamente con Momo, pero los dos se desistian en un principio; al final de cuentas terminaron llendo.
Describiendo la situación, los hombres estaban sentados distanciadamente en el anfiteatro, mientras que Momo se encontraba sentada en una piedra equidistante entre los dos y esperaba a ver qué pasaba entre los dos sujetos. Al principio era muy incomodo, pues ninguno hablaba. Paso mucho tiempo, hasta que uno decidió irse y, al momento empezo a quejarse de que de nada había servido venir. Fue ahí donde empezó la discusión entre los dos, y Momo solo escuchaba. No decía nada. La tensión cada vez era menos, pues se empezaron a desahogar y se dieron la oportunidad para decir y escuchar lo que realmente había pasado, y así se dieron cuenta de lo insignificante que era el motivo de tal pelea.
Después de haber arreglado el mal entendido, se dieron la mano e hicieron una que otra broma entre los dos; Le dieron las gracias a Momo al momento de despedirse, Momo con la mano extendida diciendo adiós y una cara de satisfacción.
Momo escuchaba a todos: a perros y gatos, a grillos y ranas, incluso a la lluvia y al viento en los árboles. Y todos le hablaban en su propia lengua.
Y quien ahora siga creyendo que el escuchar no tiene nada de especial, que pruebe, a ver si sabe hacerlo tan bien.
A los niños también les gustaba ir a visitar a Momo de vez en cuando, no solo para platicar y ser escuchados sino para jugar con ella. El anfiteatro era el punto de encuentro y en donde los niños eran libres de jugar cualquier juego que se les ocurriera. Se decía que los juegos no eran la misma sin la presencia de Momo y sus ideas, pues desde que llegó a la ciudad, no había momento para aburrirse. Cada día inventan un juego, más divertido que el anterior.
...