Mario Benedetti In memoriam
Enviado por Maricuzza • 2 de Junio de 2012 • 534 Palabras (3 Páginas) • 566 Visitas
Mario Benedetti
In memoriam
Todavía se sentía débil. De pronto se mareó, tuvo un breve desvanecimiento. No tan breve sin embargo como para no padecer un relámpago de pesadilla. Y vale la pena cualquier sacrificio para que ese abrir y cerrar de ojos abarque por fin el instante universo con una mirada que no se avergüence de su reveladora, efímera, insustituible luz…. Hace una hora y media dejé de escribir, convencido de que lo había dicho todo. Sin embargo, he releído línea a línea cuanto escribí este domingo y… ¿cómo pude ser tan cretino?
Quieren que me refugie en vos, palabra blanda silaboba, que crea a pie puntillas que sos muro, trinchera, caverna, monasterio, tantas cosas. La tentación, o mejor dicho la orden, es que te mire fijo así me olvido.
Ellos tienen razón, esa felicidad, al menos con mayúscula no existe. Ah, pero si existiera con minúscula sería semejante a la luna, el río, los emblemas rituales, los proyectos de besos o de adioses, el corazón que aguarda pese a todo: convaleciente y lento, remordido, soberbio, modestísimo. Ese experto futuro que inventamos nosotros y el azar, cada vez más nosotros y menos el azar, como una horma que se instalara en mi pecho y lo está agrandando, lo está poniendo en condiciones adecuadas para sentir cada día más.
Pero no veo esas imágenes como algo que me pasó hoy temprano en esta vida única, sino como diapositivos en colores de un pasado sin vuelta. Ahora mismo estoy triste, hace mucho era niño, hace mucho y qué importa, el azar era simple como entrar en tus ojos… Dios mío, Dios mío, Dios mío, Dios mío, Dios mío, Dios mío, Dios mío. “Falleció”. La palabra es un asco. No hay ángeles, no hay dios, no hay cielo, no hay regreso. La muerte es sólo un niño de cara triste, un niño sin motivo, sin miedo, sin fervor, un pobre niño viejo.
A veces el futuro es un sueño cerrado y uno arroja la llave al precipicio, el corazón a veces nos despierta a los gritos y uno se vuelve sordo de ternura. ¿Por qué está tan callado? Cuanto más hablan los que me rodean, menos ganas tengo de decir algo. Tal vez sea éste el sentido de estos Borradores. Decir algo: cantamos porque llueve sobre el surco, y somos militantes de la vida, y porque no podemos ni queremos, dejar que la canción se haga ceniza.
Nuestros respectivos pasados no fueron esencialmente tan distintos. Es cierto que vos me formaste un poco, pero tal vez yo me deformé solo entre los barrotes, junto a las cicatrices o sobre la cuchara… No, la cosa es muchísimo más grave, porque gracias a vos he descubierto --Mario Benedetti- que el amor es una bahía linda y generosa, que se ilumina y oscurece según venga la vida, una bahía donde los barcos llegan y se van, llegan con pájaros y augurios y se van con sirenas y nubarrones, una bahía linda y generosa donde los barcos llegan y se van, pero vos, por favor, no te
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