Mi mujer perfecta

Mi mujer perfecta

¿Estoy vivo?, no sé si estoy muerto o es producto de mi soledad. ¿Eres real? Simplemente controlas mis sentidos como sumiso por ansias de satisfacciones cual esclavo de órdenes, donde el rey son los sentimientos que manda en mi corazón aplastando como gigante sin piedad a un pobre pensador.

¿Dime quién eres? ¿De dónde eres? ¿Qué quieres?, soy todo de ti, ya que no puedo escapar dentro de mí para que el pensador actué, háblame dime algo. Pero no me respondes, solo soy todo sentido que siente y tiene esa necesidad de describirte como “perfecta”.

Veo con ojos de deseo su boca, manantial sagrado que puede calmar mi sed, su sonrisa es tan brillante que ni el más grande diamante puede dar tal destello de luz como sus resplandecientes dientes, son tan blancos que todas las perlas del mar son solo un reflejo de oscuridad ante su claridad. Su cabello es tan negro que se pierde en la oscuridad como fugitivo por su ultima razón de vida, trate tocar y mis bruscas manos sintieron felicidad al palpar suavemente esa piel como la más fina ceda cuyo color amarillo era bañar con rayos de sol el trigo, cuerpo de Diosa delineada a sus medidas tanto así que con verla notada como producto exacto de los más grandes escultores de la historia aria llorar a un santo con solo mirar y es tan alta que para mirar sus ojos, valla son muy deslumbrante que ves a las estrellas destellar ilusión alrededor del universo pasando por mi sencilla vida.

Pero solo espero algún día volver a cerrar mis ojos y escuchar la melodía que acompaña ese conjunto de divinidad “exacta”.

Christian Vásquez

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