Mi vida, Todo parecía un día normal, como cualquier otro, todo transcurría con normalidad
Enviado por AraceliGilberto • 8 de Mayo de 2017 • Trabajo • 1.541 Palabras (7 Páginas) • 262 Visitas
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Todo parecía un día normal, como cualquier otro, todo transcurría con normalidad, me había despertado de un excelente humor, incluso ni siquiera me había molestado el tremendo ruido de los claxon, puesto que el vivir en una ciudad tan sobrepoblada como es la gran metrópoli, de la Cd. De México conlleva a que tengamos que sufrir la contaminación acústica.
Me encuentro en la plenitud de la vida con un gran porvenir por delante, al parecer la vida es muy benévola conmigo, tengo prácticamente todo lo que una mujer a sus cuatro décadas puede desear, lo cual me hacer recordar la letra de la canción de Ricardo Arjona; señora de las cuatro décadas la cual textualmente dice “Señora no le quite años a su vida Póngale vida a los años que es mejor…” Así pues considero que tengo una vida plena, puesto que tengo un esposo que me adora y mis cuatro hijos adolescentes, realizo un trabajo que disfruto y lo mejor me pagan por hacer lo que me gusta, mi vida no es del todo color de rosa puesto que como toda familia tenemos nuestros altibajos, sin embargo a pesar de esto puedo decir que he formado una gran familia.
Mi nombre creo que no tiene demasiada importancia pero de alguna manera es necesario saberlo me llamo “Valentina”.
Como decía al parecer el día transcurrirá normalmente, como cualquier otro, ir al banco, a la tintorería, al súper, ah! Y a una reunión a la secundaria de mi hijo menor el más chiquito el “peque” de la familia si, de Víctor, quién me recalcó antes de irse a la escuela que no se me olvidara asistir que es muy pero muy importante porque se tomaran acuerdos para su graduación, miré mi reloj apenas marcaba las 8:00 am y la reunión sería a las 13:00 pm por lo que aún faltaban muchas horas para la reunión de mi adorable jovencito, por lo que decidí ducharme y arreglarme para irme a trabajar a mi agencia de modelos, en donde tengo una y mil cosas más por hacer, cuento con una asistente muy eficiente “Adriana” quien cuando surge algún inconveniente siempre sabe cómo resolverlo, sin embargo soy de la idea que al “ojo del amo, engorda el caballo”. Finalizo mi ritual de belleza, tomo las llaves y subo a mi coche; un Mercedes Benz Clase E 2p E 350 Convertible rojo, que combina con el rojo carmesí de mi labios sensuales, voy por las grandes avenidas, cuando de pronto súbitamente recuerdo que debo ir a recoger unos resultados médicos, puesto que en días anteriores la enfermera del Dr. Talamontes llamó a mi oficina para decirme que era necesario ir personalmente a recoger los resultados, que era muy importante que me presentase.
Hace meses he tenido pequeños malestares, como jaquecas, gripes, dolores musculares nada serio de que realmente preocuparme pero mi esposo Osvaldo que me adora, insistió en que me realizara un chequeo general ante tal insistencia tanto de él, como del Dr. Talamontes quién más que el doctor de la familia es un amigo, y debido a su real preocupación no tuve más alternativa que realizarme dicho estudio; sí acepté realizármelo solo para que no estuviesen preocupados, puesto que no me gusta mortificar a la familia, soy enemiga de dar preocupaciones, sé que soy muy sana, rara vez enfermo, soy tan fuerte como un roble, por ello en lo más mínimo me preocupan los resultados de los estudios considero que solo es un simple reconocimiento de rutina y punto. Los últimos achaques considero que se debe a que constantemente debo viajar, los cambios en el precio del dólar, etc. En fin existen varios factores para justificar mi cansancio. No obstante a pesar de ello estoy arribando a la clínica “Talamantes y asociados s.a. de c.v.” Previamente llamé para solicitar tuvieran a la mano los resultados y de una vez agendar la consulta con mi Dr. Y así descartar de una vez por todas cualquier enfermedad.
Son las 9:30 a.m. llego corriendo apresurada, ya que quiero desocuparme lo más pronto posible, me siento en la salita de espera , en un cómodo sofá, tomo una revista y comienzo a leer , más bien a hojearla buscando un artículo interesante, en un momento dado quedo en calma aparente, cuando de pronto, imprevistamente se abre la puerta del consultorio del Dr. Talamontes y aparece en el umbral de la puerta la enfermera, una chica agradable, rubia, de ojos color miel, delgada de cabellos lacios que le llegan a la cintura, su sonrisa franca ilumina todo su rostro, y me dice que espere un momento que el Dr. Está un poco ocupado, a pesar de la prisa no pude negarme muchos menos enojarme solo me quedé pensando que hacia una chica tan guapa como ella de asistente del Dr. Más bien debería estar en mi agencia de modelos donde ambas ganaríamos muy bien. Así sumida en mis pensamientos continúo divagando haciendo nuevos planes para el futuro. Comienzan a pasar los segundos y estos a convertirse en minutos, comienzo a impacientarme son más de las 10:00 am y no he hecho absolutamente nada y el tiempo perdido es oro, debo concertar transacciones con algunas firmas para cerrar el “negocio”, lo cual es muy importante y no puedo darme el lujo de perderlas. Nuevamente pierdo la noción del tiempo, me pierdo en mis pensamientos, en los proyectos a corto y largo plazo, en mis hijos, en mi esposo, de pronto se abre nuevamente la puerta y aparece él; tan guapo, tan servicial, sonriente y me dice pasa, disculpa por hacerte esperar, pero me agarraste con el taco en la boca, para ese momento ya no estaba tan relajada sino impaciente y un poco enfadada por la espera, miré mi reloj marcaba las 10:35 am, habían trascurrido ya la hora desde que arribé por lo que solo dibujé un mohín en mi rostro.
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