NACIMIENTO DE LA NOVELA VENEZOLANA
Enviado por averika • 1 de Mayo de 2012 • 2.287 Palabras (10 Páginas) • 3.147 Visitas
NACIMIENTO DE LA NOVELA VENEZOLANA
Muchos autores coinciden al afirmar que la novela venezolana surge a mediados del Siglo XIX, tras la publicación de Los mártires, de Fermín Toro en1842. Las primeras novelas venezolanas siguen los postulados de las corrientes literarias que para la época prevalecían en el ámbito mundial. A excepción de las inscritas en el marco del modernismo, movimiento literario de origen latinoamericano. En el tardío romanticismo venezolano, tuvieron gran aceptación las novelas de carácter histórico que se adaptaban al espíritu romántico, como Blanca de Torrestella (1868), de Julio Calcaño. Bajo estas influencias románticas se escribieron muchas novelas de tono sentimental, así como también novelas de denuncia: Zarate (1882) de Eduardo Blanco y Peonía (1890) de Manuel Vicente Romero García.
En el grueso de los casos, las primeras novelas venezolanas funcionan como tribunas para denunciar las injusticias sociales, o como instrumentos pedagógicos o de construcción de la identidad nacional. A partir de los inicios del siglo XX, estas preocupaciones se irán relajando: el valor literario y estético cobrará mayor importancia, sobre todo tras el surgimiento del modernismo, en el que prevalecía el cuidadoso lenguaje y el adorno retórico. Son piezas claves para comprender la producción de este período las novelas de Manuel Díaz Rodríguez quien publica en 1901 su primera novela: Ídolos rotos, sátira política y social de la sociedad de la época, evidenciando una problemática lucha entre lo nacional y lo mundial. A través de esta novela y del resto de su producción, Sangre patricia (1902) y Peregrina (1922), percibimos una fina sensibilidad que idealiza la naturaleza venezolana, cruzada por tipos y costumbres; sensibilidad plasmada en las páginas a través de un lenguaje cuidado y extremadamente culto.
APARICIÓN DE LA CONCIENCIA DEL NOVELISTA VENEZOLANO
Para comprender la profunda crisis que se generó a partir de la década de1880, se hace necesario que retrocedamos en el tiempo: en primer lugar, debemos afirmar que todos los períodos históricos venezolanos desde la Colonia hasta el siglo XIX, con sus procesos políticos, económicos y sociales, están fundamentados en principios filosóficos bien definidos.
La época colonial estuvo sostenida por el sistema político de la monarquía, propuesta por el dominico santo Tomás de Aquino, y soportado por el pensamiento filosófico de la Escolástica; ambos sostenidos en Venezuela, después de su implantación por los trabajos de los filósofos: Alfonso Briceño, Agustín Quevedo Villegas y Tomás Valero. Luego siguieron las propuestas de Antonio Navarrete, las cuales impregnadas de la carga conservadora de los Iluministas y Enciclopedistas españoles, abre en Venezuela un paréntesis político (el período emancipador), que sirve como espacio de transición entre la estructura social colonial y la nueva estructura social que le sustituiría, conocida como Período Republicano. Posterior a Navarrete surge el pensamiento romántico, cubriendo con su sombra el resto del siglo XIX venezolano, y sólo dejando un pequeño espacio donde apareció el Socialismo Utópico, que en Venezuela adquirió matices muy particulares en la pluma del polifacético Fermín Toro.
Si bien es cierto que los períodos histórico-políticos de la Venezuela del siglo XIX (Colonialismo, Independentista, Republicano, etc.) se diferencian hasta tal extremo de oponerse en cuanto a sus funcionamientos estructurales, no es menos cierto, que cada una de estas etapas políticas, en sus soportes filosóficos más entrañables, mantuvieron una cualidad común, que actuó como un hilo entrelazador, cuya función fue mantener en lo más profundo de todos estos períodos un mismo y fundamental rasgo: la creencia en lo Divino y la aceptación de los Designios Providenciales. No hay duda que el Colonialismo creía y defendía la concepción de lo Divino; por otra parte y como ya lo dijimos, el Iluminismo de Navarrete fue tan conservador como el de los españoles, por lo tanto no hubo una negación de los principios religiosos, sino, por el contrario, se fundamentó en la denuncia de aquellos sectores del clero que utilizaban el pretexto religioso para satisfacer necesidades personales, y también otorgaba a la guerra valores relacionados con la voluntad divina, siempre y cuando ésta estuviera justificada. En cuanto al Romanticismo venezolano, con todas sus propuestas libertarias e igualitarias, se fundó en el carácter providencial que tenía la gesta emancipadora. En otro sentido, la doctrina del Socialismo Utópico se propone principalmente volver a las fuentes del Cristianismo Primitivo.
Sin embargo, ya para el año 1882 surge en el seno de la comunidad caraqueña La Sociedad Amigos del Saber, la cual fundamentará sus investigaciones y estudios desde una óptica diferente, concretamente desde la visión razonadora del Positivismo Comtiano. La incursión de los intelectuales venezolanos en este principio filosófico producirá dentro de la literatura, y específicamente la novela, transformaciones fundamentales que cambiarán el curso de los acontecimientos que venían sucediendo: con la aparición del Positivismo el hilo conductor que había sobrevivido, en las etapas anteriores de la historia venezolana, se quiebra, produciendo una seria y verdadera crisis en el seno de la clase dominante. El poder que ésta había ostentado durante tanto tiempo se fundaba en los designios Providenciales, y sus integrantes lo asumían como un bien heredado de la gesta emancipadora; pero el nuevo hombre venezolano alno creer o aceptar explicaciones teológicas sobre los fenómenos que le rodean, observaba con cierta incredulidad a esa casta social que había usado la excusa religiosa para mantenerse indefinidamente en el gobierno.
LAS PRIMERAS NOVELAS VENEZOLANAS
La primera referencia escrita que se posee con respecto a Venezuela es la relación del tercer viaje (1498) de Cristóbal Colón (c. 1451-1506), durante el cual descubrió Venezuela. En esa epístola (31 de agosto de 1498) se denomina a Venezuela como la " Tierra de gracia". Pero poco a poco aparecerán los escritores de literatura. Desde los días de la isla de Cubagua (1528) los encontramos. De ellos ha llegado el nombre y el poema de Jorge de Herrera y las vastísimas Elegías (1589) de Juan de Castellanos. Durante los tres siglos coloniales la actividad literaria será constante, pero los textos que se conservan en la actualidad son escasos, debido a la tardía instalación de la imprenta en este país (1808), lo cual impidió a muchos escritores editar sus libros. Pese a ello, de 1723 es la Historia de José de Oviedo y Baños, la mayor obra literaria del barroco venezolano;
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