Namik Sabe
Enviado por namikmeister • 24 de Junio de 2014 • 260 Palabras (2 Páginas) • 169 Visitas
Los distintos grupos de viejos en el patio reanudan sus conversaciones
interrumpidas brevemente por la presencia melindrosa de las niñas. El grupo del Hombre
de Fierro continúa con el tema motivado por el cambucho de pan que el Cacha Diablos,
silencioso e inescrutable como siempre, con las manos hundidas en los bolsillos de su
chaqueta de cuero café, todavía paseaba bajo el brazo a esas horas de la noche. El
cambucho con un pan untado apenas de margarina y amarrilleándole una traslúcida
lámina de queso cortado como con hoja de afeitar, más los pequeños envoltorios de té y
azúcar con las porciones rigurosamente medidas para una ración —su desayuno para
llevar a la mina—, había hecho rememorar al grupo de viejos la abundancia atorante de la
antigua mesa pampina.
El Hombre de Fierro, que en sus andanzas de patizorro viejo recorriera diecisiete
oficinas arrugando pampas, continúa evocando, con los grandilocuentes gestos de manos
que lo caracterizan, los memorables atracones que se daba la gallada de antes y las
legendarias cantinas de aquellos tiempos. Bravas mujeres aquellas, de ánimo siempre
jocundo, que en prehistóricas cocinas de ladrillos, abrasantes como calderas del infierno,
manipulando inmensos fondos de fierro enlozado, preparaban diariamente sus épicos
banquetes proletarios. En comedores de calaminas y piso de tierra (ardientes en verano y
mortalmente helados en invierno), en pródigas mesas a tabla desnuda, grandes como
barcos, estas grandes mujeres pampinas, secundadas por sus saludables hijas mayores,
daban de comer en sus casas a centenares de hombres extenuados y hambrientos,
enrabiados y furiosos contra la explotación. Y más
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