Novela Policiaca
Enviado por Elita14 • 16 de Septiembre de 2012 • 3.129 Palabras (13 Páginas) • 505 Visitas
Mi nombre es Laura Alejandra Barrios
Nací en el departamento Bolívar en la hermosa ciudad de Cartagena de indias el día tres de junio de mil novecientos noventa y siete ( 3 de junio 1997)actualmente tengo quince años de edad. Mi núcleo familiar esta conformado por mis padres, hermanos; actualmente vivo con mi madre y mi hermana y cuento con el apoyo incondicional de mis abuelos, tíos y primos. A lo largo de mi vida me he caracterizado por ser una persona muy social y extrovertida, me llama mucho la atención el campo de las artes escénicas, en el cual pienso desarrollarme futuramente, tengo como pasatiempos la lectura y el baile. Desde el 2do grado he sido estudiante del Colegio Biffi, en el cual estoy actualmente, en este he conocido la mayor parte de mi círculo social de amigas y compañeras, con las cuales he compartido experiencias memorables. Me gustaría tener la oportunidad de estudiar ingeniería Química, y de igual manera poder afianzar mis conocimientos en el ámbito de la lectura y escritura.
Dedicatoria
Principalmente agradezco a Dios por la oportunidad de escribir este libro, por su inspiración y la guía en todos los caminos de mi vida, a él principalmente le rindo todos mis esfuerzos y ganancias. Dedico este libro a mi familia, quienes me han apoyado en todos los procesos, y aquellos que me motivaron a aspirar a grandes metas y alcanzarlas, mis padres, abuelos y demás personas fundamentales en mi vida, sin desmeritar a todos mis maestros, aquellos que me han moldeado y pulido en la enseñanza para alcanzar el éxito. Por último pero no menos importante, dedico esta, mi obra, a todos los lectores que apreciarán el fruto de mi esfuerzo y juzgaran según su gusto y criterio. Mil gracias y bendiciones para todos.
LA NOCHE DE PENUMBRAS
Cuando la policía llego, la noche era tan oscura que apenas se podía ver algo a un metro de distancia. Las luces centellantes y fulgurantes de las patrullas quebraron las
penumbras. El primero en llegar fue el Teniente Fuentes, Kevin Fuentes. Lo que vio le hizo temblar las piernas hasta el punto de caer arrodillado; 30 segundos más tarde llego el
Sargento Bello, David Bello. Y llego justo a tiempo para sostenerlo y evitar que cayera sobre los escombros corporales y un inmenso charco de sangre, de lo que antes había sido una persona. La escena era dantesca, escabrosa y traumatizante. Además del mar de sangre, había restos por doquier.
- Triste final para una persona- pensó el teniente Fuentes.
Lentamente se incorporo, y un poco mas tranquilo empezó a examinar la escena. De inmediato se dio cuenta que faltaba el hígado de la victima. Ubico e identifico el Cora-
zon, estomago, vísceras, ojos dispersos, brazos etc., pero no ubico el hígado. Se pregunto en silencio- que tipo de animal o bestia hace algo así?, por que conservar un órgano?, trofeo?, trafico de órganos?, canibalismo?, fijación?
- Tal vez estoy equivocado- pensó. Salió un poco de la zona acordonada, dirigió luces potentes a los alrededores con el fin de encontrar algo, el sargento Bello se sumo a la búsqueda pero todo fue infructuoso. Sin embargo no quiso apresurarse y dejo que el equipo forense hiciera lo suyo. Se alejó un poco, quiso respirar aire puro y fresco pero tuvo un poco de temor. y si la bestia asesina estuviera escondida, esperando el momento oportuno para saltar sobre el y destrozarlo?
-NO, NO, NOOOO- se dijo- no quiero ni imaginarlo.
Se tranquilizo un poco cuando el sargento Bello llego junto a el, eran muy buenos amigos. Lo miro fijamente a los ojos, como tratando de encontrar respuesta a la pregunta
que estaba a punto de hacerle.
- Que opinas, quien crees que haría algo así feíto?
- No lo se- respondió feíto, como cariñosamente llamaba l teniente Fuentes al sargento Bello.
- Lo único que tengo claro es que quien lo hizo es una completa bestia, alguien con una fuerza descomunal.
El teniente Kevin fuentes empezó a repasar en su memoria lo que hasta ese momento había sido su vida. Por sus ojos pasaron los años de angustia y maltrato vividos por el y su madre unto a su propio padre. Un marino retirado, alcohólico y amargado. Recordó las noches durmiendo sobre tablas sin colchón; recordó las noches en alas que tuvo que acostarse a dormir sin comer; los días en que pedir huevos al desayuno, significaban azotes por todo su cuerpo con un cinturón.
- Por glotón- argumentaba su padre.
Lo recordó todo, incluso todo lo que había hecho a lo largo de aquel día.
II
Kevin fuentes, teniente de la policía nacional desde hacia cinco años, media casi dos metros de altura y pesaba 100 kilogramos. Tenía muslos semejantes a trocos de Roble
y manos como tenazas. En su presencia todo parecía débil, quebradizo y frágil. Su barbilla era redonda, su nariz corta, su quijada ancha y el pecho fuerte. Sus pulmones necesitaban más aire que la generalidad de los hombres. Aquel gigante contaba veintisiete años, pero su edad desaparecía bajo los músculos, lo que le hacia aparentar
treinta y cinco. Como diría alguien, un verdadero coloso, o mejor dicho, toda una bestia.
Aquel día, el teniente Fuentes, se había levantado a las cinco de la mañana, como todos los días. Hizo sus ejercicios de rutina, tomo su ducha y un café negro, amargo y sin azúcar- para mantenerse despierto todo el día- solía decir. Ese día, cosa inusual, había pesado en toda su vida de sufrimiento. Se crio en un sitio pobre y lleno de delincuencia; cosa que lo llevo a enrollarse en la policía nacional. Quería combatir el crimen y la violencia. Estuvo todo el día en su oficina, parecía ser una jornada aburrida.
Después de las seis de la tarde de aquel Noviembre otoñal, decidió salir a comer algo, estaba oscureciendo muy temprano.
- A eso de las ocho de la noche estaremos completamente en penumbras- pensó.
Compro algo ligero y suave: Sándwich de pollo gratinado en pan francés y papas fritas con salsa tártara; como siempre, Kola Román para tomar y eructar fuerte. Quizás era
lo único bueno que recordaba de su padre y que le causaba algo de gracia. Eructaba fuertemente cada vez que estaba borracho, o sea siempre. Recogió su pedido y salía del restaurante de comidas rápidas hacia su carro cuando lo vio.
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