OCTAVIO PAZ

“LOS HIJOS DE LA MALINCHE”

OCTAVIO PAZ

Octavio Paz menciona que somos un país que se mantiene al margen de la Historia Universal y por tanto somos extraños o diferentes ante las demás sociedades. Compara a las mujeres con esta marginalidad llamándolas enigmáticas o más bien el propio Enigma.

Hace una gran crítica al capitalismo diciendo que convierte al hombre en un simple instrumento de producción (una corriente herramienta de trabajo) y carente de individualidad.

Los rasgos que nos distinguen son los de gente dominada y que solamente con el valor del alcohol o de otros acicates externos nos atrevemos a comportarnos tal cual como somos, sin disfraces. Las razones por esta actitud que son de cambio constante y de indeterminación, se encuentran tanto en nuestras creencias religiosas como en nuestra historia pero aun así esto no disipará nuestro miedo. En nuestro carácter de grupo sometido nuestro enemigo (nuestro propio miedo de ser tal cual como somos) se encuentra dentro de nosotros mismos. Aparentemente nuestro lenguaje (el prohibido) es un modo de expresar todos los temores, angustias, alegrías, machismo, violencia y las demás mezclas de sentimientos reprimidos, con este, podemos hacer un radical cambio en nuestra

situación y pasar de ser víctimas a ser victimarios, humillando, mutilando, hiriendo, y violando. De algún modo responder a estos fantasmas que nos agobian. Con

esto también podemos distinguir a los fuertes de los débiles.

Expone que los hijos de la chingada, hijos de Eva siempre son los otros, los que nos discriminan, los que son malos mexicanos (malinchistas), pero nunca los orgullosos mexicanos, y que con la religión (la creencia en la virgen de Guadalupe) recobramos la madre que perdimos en la conquista con la Malinche que solo con su nombre recordamos la gran traición a su pueblo. Y que esta

veneración pudiera deberse a que antes del catolicismo en México, ya teníamos a nuestra propia deidad, Tonantzin, diosa de la fertilidad entre los aztecas. Al igual que la virgen de Guadalupe, está también se aparecía en el cerro del Tepeyac. Otra circunstancia importante es que nos identificamos no con el Dios Padre sino con el hijo Jesús, el que sufre, el que es torturado y castigado.

Tendemos a vivir cerrados al exterior y a nuestro pasado, el pasado que puede identificar cómo y cuándo fue ese desprendimiento de la madre que aún nos duele. La historia que no nos podía decir nada sobre la naturaleza de nuestros sentimientos y de nuestros conflictos, sí nos puede mostrar ahora cómo se realizó la ruptura y cuáles han sido nuestras tentativas para trascender en la soledad.

Octavio Paz nos dibuja a un mexicano que no coincide con la realidad actual. Opino que los mexicanos de hace más de 60 años atrás no son los mismos, ahora los más jóvenes están

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