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Obra de teatro "el engañador engañado"


Enviado por   •  28 de Agosto de 2019  •  Ensayo  •  2.454 Palabras (10 Páginas)  •  2.179 Visitas

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                                        EL ENGAÑADOR ENGAÑADO

Aurora, Jaime, Jacinto (El falso médico), Ester (la suegra), Ramón (hermano de Aurora), Anacleta (la pitonisa), vecinos del matrimonio.

(Casa del matrimonio, Tan solo un catre y una mesa)

Aurora:        (Con grandes rulos y levantadora) – son las siete de la mañana y nada que aparece el sinvergüenza de mi marido

Jaime:        (Cantando). “Un negro nubarrón se alza en el cielo, ya se avecina  una fuerte tormenta…

Aurora:        _Bonitas las horas de llegar.

Jaime:        (Alegre) – Ya viene la mujer que yo más quiero, por la que me desespero, y hasta pierdo la cabeza.”

Aurora:        (Tomándolo del cuello) –Ahora si vas a perder la cabeza. Descarado. No he podido pegar los ojos. Ayer vinieron varios cobradores y se han llevado lo poco que teníamos de valor: el televisor, el equipo de sonido, los muebles de la sala, de la alcoba. ¡Sinvergüenza! (lo zarandea del cuello: él trata de zafar, pero no puede y termina cayendo al suelo). ¡Párate! No servís, Ni como trapo de piso. ¡Levántate¡

Jaime:         (Completamente inmóvil, Adolorido) – Mija no me puedo mover, me duele todo el cuerpo.

Aurora:         (Se arrodilla junto a él) - ¿Qué te pasa? (le mueve partes del cuerpo) ¿te duele aquí?

Jaime:         (Angustiado – ¡No siento mis piernas, no me siento del  cuello para abajo!

Aurora:         (Cada vez más asustada, Jaimito perdóname, no quería lastimarte ¡Auxilio! ¡Ramón! (aparece un joven desperezándose). Ayúdame golpee a Jaime y no puede mover el cuerpo. ¡No se puede levantar¡

Ramón:         ¿Quieres que llame a la pitonisa que vive al frente? Ella promete levantar todo, novia, plata… trabajo.

Jaime:         (Con voz entrecortada) -  No, Traiga al doctor Jacinto… él vive frente al parque, en la casa de portón negro (Ramón sale lentamente)

Aurora:         -¡Rápido! ¿Te duele mucho? (él asiente) Pobrecito… (Le acomoda la cabeza en una almohada) juiciosito mientras llamo a mi madre (Toma el teléfono marca el número, y mientras lo hace le da la espalda a Jaime, que inmediatamente se acomoda. Ella se voltea y él regresa  a su posición inicial) madre, buenos días… ha ocurrido un accidente… No, yo estoy bien… he golpeado a Jaime y no se puede parar (Nuevamente se incorpora a rascarse la espalda. Ella se voltea a verlo y él regresa a su posición inicial). Sí madre, está como paralitico… ¿De qué te alegras, madre? Necesito que vengas inmediatamente.

Jaime:         -¡No!, tu madre, ¡No!

Aurora:         ¿Qué dices mi vida? (él no responde) No madre, hablaba con Jaime… Entonces te espero (cuelga el teléfono) ¿se te ofrece algo mi vida?  

(Entra el falso doctor)

Jacinto:        Impostando una voz  grave buenos días señora.

Aurora:         (Desesperada se lanza,… Doctor, salve a mi marido, yo lo golpee sin misericordia, hasta que cayó al suelo y desde ese momento no se ha podido levantar. Parece  que está paralizado.

Jacinto:         Cálmese señora, voy a visitar a su marido

Aurora:         Querrá decir examinar, doctor

Jacinto:         Eso es, gracias. Déjame solo con el paciente. (Ella se resiste hasta que logra sacarla del cuarto. Se dirige efusivo a Jaime. ¡No hermano, esta si me la ganó! (ramón escucha tras la puerta). Aquí están sus cien mil pesos de la apuesta. (Jaime se incorpora y hacer ejercicio) Y ahora que se debo decir si de medicina, no sé nada.

Jaime:         Invéntese lo que sea, pero eso sí, que mi mujer me atienda como un príncipe.

Jacinto:         ¡señora! (Ramón  se retira, entra Aurora afanada). Su marido tiene un cálculo en su cerebro, varias vertebras rotas en de las costillas y un soplo en el bazo.

Aurora:         Doctor, yo esas enfermedades no las conocía

Jacinto:        Recuerde usted que el golpe que le dio a su marido produjo una serie de reacciones, muchas de ellas desconocidas. Por el momento tenemos que ponerle una venda que le cubra todo el cuerpo.

Jaime:         (Disgustado) Eso no habíamos hablado, como cree que me voy a mover.

Aurora:         Si es por el bien de tu salud debemos hacer lo que dice el doctor, procedamos. (Jacinto saca una gran venda y envuelven a Jaime, quien se muestra disgustado. Solo la cabeza queda sin cubrir. Lo colocan sobre el catre)

Jacinto:         Señora, debe cuidarlo muy bien y que guarde absoluto reposo. Vendré más tarde para ver cómo sigue nuestro enfermo. Luego veremos lo de la cuenta. (Salen, Jaime aprovecha para acomodarse. Se halla en esta tarea cuando entra Ramón)

Ramón:         (Burlón) ¿muy enfermo, cuñadito? ¿Verdad que no se puede mover… o sí? ¿Dónde le duele? ¿Aquí? (Jaime está furioso, Ramón lo toca por varias  partes hasta que encuentra la billetera llena de dinero). ¿Y qué es esto? ¡Cuánto billete¡ ¿se ganó la lotería cuñadito, o se ganó una apuesta? (toma el dinero y se lo guarda)

Jaime:         (Imponente) Deje eso donde estaba. Ladrón! ¡Desconsiderado!

Ramón:         Yo podré ser un ladrón, pero usted es un farsante. Se todo lo que ha planeado con su amigo el famoso “medico”. Bueno, abreviemos, si no me da una contribución le cuento todo a mi hermana. ¿Entendido cuñado?

Jaime:         Jovencito, esto le va a salir caro ¡Aurora!

Ramón:         Al que le va salir caro el juego es a usted. Chao cuña, y muchas gracias por su contribución. (Sale)

Aurora:         (Entra) ¿Qué te ocurre? Te ves descompuesto. Ahí viene mi madre, te pido que la trates con consideración. No quiero peleas entre ustedes (Entra Ester).

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