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Oda Ala Pobreza


Enviado por   •  22 de Mayo de 2012  •  1.197 Palabras (5 Páginas)  •  719 Visitas

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Oda a la pobreza

Cuando nací,

pobreza,

me seguiste,

me mirabas

a través

de las tablas podridas

por el profundo invierno.

De pronto

eran tus ojos

los que miraban desde los agujeros.

Las goteras,

de noche, repetían

tu nombre y tu apellido

o a veces

el salto quebrado, el traje roto,

los zapatos abiertos,

me advertían.

Allí estabas

acechándome

tus dientes de carcoma,

tus ojos de pantano,

tu lengua gris

que corta

la ropa, la madera,

los huesos y la sangre,

allí estabas

buscándome,

siguiéndome,

desde mi nacimiento

por las calles.

Cuando alquilé una pieza

pequeña, en los suburbios,

sentada en una silla

me esperabas,

o al descorrer las sábanas

en un hotel oscuro,

adolescente,

no encontré la fragancia

de la rosa desnuda,

sino el silbido frío

de tu boca.

Pobreza,

me seguiste

por los cuarteles y los hospitales,

por la paz y la guerra.

Cuando enfermé tocaron

a la puerta:

no era el doctor, entraba

otra vez la pobreza.

Te vi sacar mis muebles

a la calle:

los hombres

los dejaban caer como pedradas.

Tú, con amor horrible,

de un montón de abandono

en medio de la calle y de la lluvia

ibas haciendo

un trono desdentado

y mirando a los pobres

recogías

mi último plato haciéndolo diadema.

Ahora,

pobreza,

yo te sigo.

Como fuiste implacable,

soy implacable.

Junto

a cada pobre

me encontrarás cantando,

bajo

cada sábana

de hospital imposible

encontrarás mi canto.

Te sigo,

pobreza,

te vigilo,

te acerco,

te disparo,

te aislo,

te cerceno las uñas,

te rompo

los dientes que te quedan.

Estoy

en todas partes:

en el océano con los pescadores,

en la mina

los hombres

al limpiarse la frente,

secarse el sudor negro,

encuentran

mis poemas.

Yo salgo cada día

con la obrera textil.

Tengo las manos blancas

de dar pan en las panaderías.

Donde vayas,

pobreza,

mi canto

está cantando,

mi vida

está viviendo,

mi sangre

está luchando.

Derrotaré

tus pálidas banderas

en donde se levanten.

Otros poetas

antaño te llamaron

santa,

veneraron tu capa,

se alimentaron de humo

y desaparecieron.

Yo te desafío,

con duros versos te golpeo el rostro,

te embarco y te destierro.

Yo con otros,

con otros, muchos otros,

te vamos expulsando

de la tierra a la luna

para que allí te quedes

fría y encarcelada

mirando con un ojo

el pan y los racimos

que cubrirá la tierra

de mañana.

...

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