POEMA DE GÉNERO DADAÍSMO
Enviado por 968968hot • 20 de Enero de 2014 • 366 Palabras (2 Páginas) • 316 Visitas
POEMA DE GÉNERO DADAÍSMO.
Nosotros seremos incontables.
Pero hoy soy de nombre miedo,
En este mundo de seducción mi piel luna
Y tu deseo será tiempo después gris cuerpo.
¡Voces amantes!
-Vampiro en niebla-
La razón enloquecida dice
¡Existimos!
Sopor, sombra magnífica
Este instante de respiración...
Sol, somos seres de lluvia.
Sueños secretos. Nunca.
Escribir clásicos,
Tan sólo volar... y esta noche
Hacer nuestra realidad sin volumen.
Incorrupta.
POEMA DE GÉNERO SURREALISTA.
El insólito encuentro de una máquina de coser
y un paraguas en una mesa de operaciones
O relojes con ojos.
De modo que pensabais
que había que inventar los increíbles.
Pero, entonces, ¿no habéis estado
en mi país, en mis países, nunca supisteis
lo que pasa en su paisaje de colores
en cólera, por ejemplo una bota
con espuela y un sombrero de cura
encima de un cadáver, de un indio
por más señas, como si no bastaran
los piojos de su historia, cuentas
de avemarías? Oh loca simetría de uniformes
en la humilde dictadura del difunto,
y es tan sabido el cada día americano
que también lo morimos de memoria,
y es tan igual a la vejez el hambre
cuando empieza por adentro a desvestirnos,
y están los dientes importantes que nos muerden
la tierra, y la Virgen con gorra y con polainas.
Eso es así, es así, es así más que qué, más
Américas en las bodegas del olvido, más
eco regresando a la puerta del grito,
buscándose la culpa como una culebra.
Qué sabíais, entonces, si no estás estampas,
si no está atroz baraja del delito,
ni cómo inventaríais nada igual a ese
muerto que murió sin decir nada, llorándose
los gusanos que le quedaban desde
cuando le dejaron un rato sin matarle.
Pero esto no es pintura ni palabra
lograda: sucede, nada más, después
de misa, después de la independencia y otras
tonadas de larga duración. Pero la sangre,
no el llanto, tiene ahora la palabra
y ha de reír mejor al último de tanto.
POEMA DE GÉNERO FUTURISTA.
Canción del automóvil
¡Dios vehemente de una raza de acero,
automóvil ebrio de espacio,
que piafas de angustia, con el freno en los dientes estridentes!
¡Oh formidable monstruo japonés de ojos de fragua,
nutrido de llamas y aceites minerales,
hambriento de horizontes y presas siderales
tu corazón
...