Parece que va a llover

Nunca creí que tendría la habilidad de mi abuelo, pero desde que era pequeña siempre supe que no era como los demás. Mi abuelo no solía contarme mucho sobre su extraño don, siempre evitaba tocar el tema y antes de cada tormenta de lluvia, bastante inusual en la región en donde vivía, veía como él se encerraba en su cuarto intentando disimular el dolor que aparecía de repente en su hombro derecho hasta el punto de hacerlo llorar; constantemente le preguntaba porque las tormentas le causaban tales dolores, pero él cambiaba de tema diciéndome que algún día me lo explicaría y solo hasta aquel día de marzo logre comprenderlo.

Era un día bastante nublado, las hojas de los arboles abundaban en el jardín de la casa y los arboles parecían estar a punto de morir, soñé que mi abuelo intentaba hablarme pero algo inexplicable evitaba que las palabras salieran de su boca, me levante desesperada y desde ese momento sentí que algo malo iba a ocurrir. El 22 de marzo tuve mi primera visión, una tormenta azoto mi región, sentí un miedo infernal y mi instinto me obligó a encerrarme en mi pieza, tal como solía hacerlo mi abuelo, oía truenos a lo lejos, que poco a poco se iban acercando haciéndose indomables dentro de mí, mi cabeza estaba a punto de estallar y al sentir el dolor más agudo de mi vida, mire mi mano, temblaba y me ardía demasiado y al detallarla vi algo que jamás logré olvidar. Había agua a mi alrededor y mi reflejo inundaba el lugar, todo estaba en calma y tranquilo hasta que vi a mi abuelo, el reflejo de mi cuerpo se transformó en el suyo y vi como su cuerpo caía contra el suelo húmedo tocándose el pecho y gritando de dolor. Ese mismo día, una hora después de ese suceso que me atormentaba, mi abuelo murió por un ataque cardiaco y me dejo una carta donde por fin me explicaba el porqué de lo que no solo a él, sino a mí también, me ocurría. Era la peor habilidad del mundo, sufría cada vez que una tormenta se acercaba porque también el fin de una vida que se mostraba ante mis ojos, 4 veces en mi vida me ocurrió, vi la muerte de mi madre, la de mi hermano, la de mi abuela y en la cuarta descubrí que el fin de esto se acercaba.

Nunca me había pasado de esa manera, el cielo estaba despejado y no parecía acercarse ninguna nuble, pero el dolor era exactamente el mismo, mi mano estaba a punto de salirse de mi cuerpo y era insoportable el ardor que me invadía; pero por alguna razón esta vez solo estaba mi reflejo, buscaba a mi alrededor algo extraño, pero no lograba encontrar nada, por un instante creí haberme equivocado, pero al acercarme para detallar mejor mi reflejo, vi que mi cara se des configuraba y que poco a poco mi carne se iba cayendo, destrozando mis entrañas. Ese día, una hora después de aquel reflejo tan diferente a los otros, entendí que mi hora había llegado, que mi vida estaba culminando y sin pensarlo salieron de mi boca estas palabras- “parece que va a llover”-

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