Pedro Y Juan

PEDRO Y JUAN, Guy de Maupassant feb

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de drigutcar

Monsieur Roland, a bordo de La Perla, sale del puerto de Le Havre a despedir a su hijo mayor, Pedro, que se ha enrolado como médico en el Lorraine, uno de esos transatlánticos que van a la otra punta del mundo. Y lo acompañan su mujer Luisa, que, como todas las madres, llora desconsolada en el momento de la despedida, su otro hijo, el rubicundo y rico abogado Juan, que solo tiene ojos para la joven viuda madame Rosémilly, con la que se casará próximamente, y el capitán Beausire.

Pero esto no es más que el final de una historia que comienza con la herencia inesperada que Juan recibe de un viejo amigo de la familia, León Maréchal, y que despierta las sospechas de Pedro que, como Edipo, sin importarle las consecuencias, va a indagar a la búsqueda de una funesta verdad, un deshonroso secreto, que provocará, no que se arranque los ojos, pero sí su propio destierro, condición indispensable para la tranquilidad de su madre y de su hermano, que ya nunca dejarán de sentirse abochornados en su presencia.

Y mientras que se aleja, y contempla La Perla en la lejanía, Pedro va pensando en su vida, en sus celos de Juan, en su envidia por su herencia y por su boda con la sosa de madame Rosémilly, en su crueldad con su madre, en su aborrecimiento por su padre, en la joven camarera de la cervecería, en el pobre Marowsko, en sus sueños y en su felicidad, y se consuela pensando en que al final podrá huir del destino mediocre de todos los burgueses de Le Havre, a los que desprecia.

Y al cabo, ya no distinguió nada, solo la blanca estela de espuma que el trasatlántico formaba al avanzar.

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