Proceso Y Construcción De La Obra Teatral
Enviado por Luvals • 8 de Noviembre de 2014 • 779 Palabras (4 Páginas) • 242 Visitas
EL ESPACIO
En el texto teatral no es posible describir el espacio o metaforizarlo de manera forzada. El
autor, desde los clásicos hasta los contemporáneos, se limita a balbucearlo. Una pequeña
acotación, un paréntesis de indicaciones, el parlamento de un personaje que “narra” el
lugar de donde viene, o la acción que se ejecuta en escenas paralelas.
En la Grecia antigua y en la época isabelina, el texto teatral estaba apoyado en la
naturaleza extensiva del discurso verbal. El suceso se centraba en el cuerpo de la oración,
no en la representación escénica. La oratoria era la madre del hechizo. El verbo en los
textos del teatro clásico era desencadenado y no contraído, como tiende a ser en el texto
teatral contemporáneo. La escritura dramática de Samuel Beckett y Harold Pinter resultan
ejemplos notables. Igualmente, el espacio que se describe o se ritualiza no sólo es aquél
que está fuera del personaje. El narrador y el dramaturgo, a su vez, se ocupan de recorrer
y representar los espacios insondables que le dan sostén a sus criaturas.
La sola palabra es espacio de otros espacios. Es espacio de imágenes y sentimientos, de
acciones y reacciones. Siendo la palabra un depositario natural de la realidad y la ficción,
en el diálogo teatral ella actúa también como memoria y vacío de espacios olvidados e intransferibles.
LA PALABRA
La palabra, como el personaje, es cuerpo inaprensible, vasto, inconmensurable. Sus
contenidos no son fáciles de asir. Si pensamos en la palabra que nombra, ella es un
depositario de la memoria humana. No sólo histórica, sino también ontológica. La palabra
no sólo significa, a su vez contiene imágenes sensitivas, convocadoras e invocadoras.
La palabra es significación de lo inmediato y, aun más, de dimensiones ocultas. Aparte de
imágenes, la palabra promueve ideas, música y sonido. Su tañido despliega resonancias
infinitas. Invoca tiempos, espacios y objetos, interioridades y ficciones, personajes y
metáforas. Con ella, el autor teatral indagará nuevos ámbitos para sumarlos a la primera
representación escrita. Entonces, cada vez que el escritor junte las palabras, encarnará al
hombre primitivo al golpear dos piedras, en busca de la chispa luminosa del fuego.
En la experiencia escritural, la palabra será una herramienta esencial, habrá de ser un
cuerpo a la búsqueda de otros cuerpos, de otras conciencias. Ha de nombrar lointraducible, aquello inasible, para exorcizarlo o hacerlo visible, así sea solo por un
instante. El fin también tiene un objetivo mayor que rebasa el acto mismo de nombrar:
configurar, en el rito de la acción contenida en la palabra, otras formas de la existencia
...