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Quién es un lector auténtico


Enviado por   •  15 de Octubre de 2013  •  Trabajo  •  1.598 Palabras (7 Páginas)  •  448 Visitas

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Los datos anotados nos dan una precisa idea de que en el país

los lectores habituales son una cifra muy reducida. Pero, qué es un

lector habitual. Es aquel que tiene la costumbre de leer un texto más o

menos largo, de páginas completas, en lugar de las frases

elementales de los globitos, donde no hay espacio para profundizar en

las ideas, en la información o naturaleza de los personajes. Como

acertadamente afirma Felipe Garrido: “Quien está tan acostumbrado a

leer sólo fotonovelas, historietas y otras publicaciones por el estilo, que

no puede leer textos más extensos y complicados, en realidad nunca

ha aprendido a leer de a de veras” 4 Se pregunta este autor “¿Quién

es un lector auténtico? En primer lugar, es alguien que lee por

voluntad propia, porque sabe que leyendo puede encontrar respuestas

a sus necesidades de información, de capacitación, de formación, y

también por el puro gusto, por el puro placer de leer”. En otros

términos, significa que se ha descubierto que la lectura es una parte

Guglielmo Cavallo y Roger Chartier Historia de la lectura en el mundo occidental, Editorial Taurus 1998

España, Pág. 523

33 Felipe Garrido, Como leer (mejor) en voz alta. Una guía para contagiar la afición a leer. Fundación

Mexicana para el Fomento de la Lectura, México

4 Ibídem pág. 10

3

importante de la vida, que la lectura es una fuente de experiencias,

emociones y afectos; que puede consolarnos, darnos energías,

inspirarnos. Significa que se ha descubierto el enorme poder de

evocación que tiene la lectura. “Que alguien lea por puro gusto, por el

placer de leer, es la prueba definitiva de que realmente es un buen

lector, de que tiene la afición de leer”.

Nuestro país tiene uno de los sistemas educativos más grandes

del mundo. Los alrededor de 31 millones de estudiantes con que

cuenta actualmente significan más que la totalidad de habitantes de

cada uno de los países latinoamericanos, salvo Brasil y Argentina. Tan

grande sistema educativo debiera ser el sustento de un dinámico

mercado del libro mexicano, al menos los casi cinco millones de

estudiantes de preparatoria y universidad (o sus equivalentes). Pero

no es así, ni siquiera el cuantioso número de estudiantes en educación

superior, o tan siquiera el importante número de profesores de

Instituciones de Educación Superior, que suman casi 200 000

profesores son demandantes sistemáticos de libros; en otras palabras,

el número de lectores habituales en el país es una cifra

extremadamente reducida. Somos una nación donde no se lee.

Estas cifras tan altas de personas que cotidianamente tratan con

materiales impresos, no adquieren textos nuevos o simplemente no

leen habitualmente. Cabe suponer que simplemente no leen o, si lo

hacen, es ocasionalmente o sobre impresos publicados en un pasado

remoto, en todo caso, no están actualizados y, desde luego, no leen

sistemáticamente literatura; no son pues lectores habituales.

4

La mayoría de ellos, inclusive los de educación superior, profesores

y estudiantes -en el mejor de los casos- se limitan a consultar sus

libros de texto, leen por obligación, o sea que leen mal, sin

comprender cabalmente y no obstante su alta escolaridad, no han

adquirido el hábito y descubierto el placer de la lectura. En

consecuencia, no conocen una de las principales aportaciones de la

lectura: abrir nuevos horizontes.

No basta leer muchos libros de texto, ni pasar muchos años en la

escuela para convertirse en auténticos lectores. Usualmente, desde

que se culmina la primaria, la mayoría de los niños no tienen libros ni

revistas en su casa. Ni existen condiciones de acceso a bibliotecas

donde consultarlos. La mayoría de los mexicanos no están

acostumbrados a ver leer a sus padres y, a menudo, en muchos de los

hogares, en el mejor de casos, ocasionalmente solo se lee el

periódico.

Los educadores y los sociólogos han demostrado que a mayor

nivel de ingreso familiar, mayor nivel de capital cultural (capital

simbólico en términos de Bourdieu) y, con frecuencia, mayor nivel de

escolaridad. A partir de estratos de clase media y niveles superiores,

sobre todo cuando se es descendiente de padres con estudios

superiores, el acceso a materiales impresos, particularmente libros,

resulta más frecuente. Existe una tendencia general en ese sentido,

pero no es una ley ineluctable que ocurra de modo inexorable. Para

hacer dinero no se necesitan muchas lecturas. Para muchas otras

5

cosas si, y más valederas e importantes, como veremos en estas

líneas. La idea central a destacar ahora es que la mayoría actual de

nuestros estudiantes universitarios son la primera generación de su

familia que accede a educación superior y, en consecuencia, la

mayoría de sus hogares no cuentan con libros, ni existe la sana

costumbre de leer. Inician una carrera universitaria en condiciones

muy desventajosas para incorporar acervos de cultura que no tuvieron

la fortuna de heredar. Son los huérfanos de la lectura. El esfuerzo que

deben realizar en relación a condiscípulos más afortunados, es

adicional a la de los requerimientos de la carrera que seleccionaron. A

marchas forzadas deberán, si son conscientes de sus carencias,

incorporar las lecturas que no heredaron. Entonces no solamente

necesitarán leer sus libros de texto, sino frecuentar otros géneros de

literatura que les pertreche para el ejercicio profesional en mercados

de trabajo cada vez más competidos, donde las capacidades de

comunicación oral y escrita son más intensamente demandadas.

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