¿Qué Es Una Biblioteca O Qué Debería Ser?

“¿Qué es una biblioteca o qué debería ser?” -Escuché preguntar alguna vez a un experto en una de tantas conferencias que sobre el tema se imparten en el mundo de la docencia y la cátedra. Respuestas diversas y seguras, oscilaban entre lo correcto y lo perfecto, lo chocante, fastidioso y pretencioso. Al público, también experto, le urgía ser escuchado, incluso por encima de la voz del invitado. Me sentí como negrito en el arroz. Por varios años pensé, al igual que muchos, que las bibliotecas eran edificios hermosos, históricos, suntuosos declarados patrimonio de la humanidad. Lugares que albergaban libros, aunque no se hacía mucho con ellos, donde gobernaba por lo general, un espécimen de humanoides con nombre y gesto demasiado serio, agudo, que en vez de invitar al placentero acto de leer, intimidaban y acrecentaban las ganas de salir corriendo del sacro recinto. Por fortuna, vagando en el ciberespacio, encontré un artículo que ayudó a modificar mis concepciones que sobre las bibliotecas, deprimentemente tenía.

“Ayer por la tarde, con el periódico en mano, les hablaba a los chicos del mar de Aral y del intento de la ONU de regenerarlo y paliar, en parte, la catástrofe ecológica generada por su desecación parcial. Ahí quedo la cosa, ante la imposibilidad de utilizar atlas, enciclopedias u otras formas de información, para ampliar nuestros conocimientos y satisfacer la curiosidad. Lo mismo pasó con el eclipse anular de sol, o con los huracanes de este inicio de otoño o con el terremoto de Pakistán. La biblioteca escolar es para mí un recinto necesario donde encuentro los recursos adecuados para ofrecer a los chicos y chicas otras vías de trabajo, nuevos puntos de vista, más información, etc. La echo mucho de menos también como espacio para practicar la lectura en voz alta o de forma personal y silenciosa; para poder echar mano de libros de todo tipo, para enseñar, leer, contar; para que cada cual recorra las estanterías mirando, hojeando, dejando o leyendo... Espero con impaciencia el momento en que de nuevo, ese espacio mágico y crucial para acercarnos a muchos aprendizajes, vuelva a estar abierto y sea posible reanudar la actividad.

Mañana es miércoles y tampoco podremos juntarnos en la biblioteca escolar con las madres cuentacuentos para leer libros que luego serán interpretados ante todos los niños y niñas del colegio. Una pequeña tragedia para mí, sin duda, esa de vivir sin biblioteca escolar”. (1)

Desde entonces firmemente creo, al igual que Michélle Petit, que "las bibliotecas deberían ser más que un hangar de libros, ser un espacio de lo posible, el descubrimiento de otros mundos donde se habla otra lengua, la lengua del relato, de la poesía o de la demostración rigurosa, la ciencia…un espacio donde no siempre se sabe bien lo que se busca, pero donde algo se encuentra. Un espacio donde suscitar la curiosidad del niño y el deseo de apropiarse

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