Recuerda a una anciana

6. Recuerda a una anciana

Este lunes es muy peculiar, el atardecer es rojizo y por algún motivo me provoca cierto sentimiento de añoranza y tristeza, sin embargo, no logro recordar el por qué. Mientras observo el atardecer, me encuentro tejiendo una bufanda para mi esposo, y en la radio suenan de esas viejas canciones románticas ya olvidadas por muchos. De repente, escucho una balada que me acelera el corazón, y con esta, llega un recuerdo a mi mente de un hombre alto, de pelo negro azabache y ojos miel, el cual me la dedica en una época pasada, cuando todavía soy joven y optimista; en ese tiempo, soy una completa enamorada, la cual se fuga de casa de sus padres solo para ver a su amado, al encontrarlo, el coge su guitarra y con hermosa voz canta esa melodía que escucho en la radio. No obstante, cuando él termina de tocar y me dispongo a darle un beso, escucho el sonido del teléfono y vuelvo a la realidad; al fijarme en quien llama, noto que es mi esposo, el cual probablemente solo quiere asegurarse de que estoy bien; aunque el teléfono suena varias veces no lo contesto, no quiero hablar con él, de alguna forma, el recuerdo de hace un momento despierta una vieja sensación de arrepentimiento con respecto a mi vida presente y pasada. Ya no puedo concentrarme en la bufanda, dado que en mi cabeza empieza a desarrollarse una película; en ésta, estoy en mi juventud y de nuevo aparece aquel apuesto hombre el cual expresa su necesidad de dinero para formar una vida conmigo, así que se va en busca de éste, con la promesa de regresar; sin embargo, dicha promesa nunca se cumple, porque al día siguiente, en un atardecer rojizo recibo una llamada, en la cual me informan de un accidente de bus en donde mi amado es víctima; la película termina y me hallo en la sala llorando desconsoladamente; ahora entiendo la tristeza y añoranza del atardecer; como me arrepiento de esa situación, él es el amor de mi vida, y sin él, ésta es vacía. En este momento, deseo tener una máquina del tiempo para ir a aquella época y detener a mi amado, no obstante, esto es imposible, simplemente es una fantasía. La tristeza que siento es muy profunda, pero debo recomponerme ya que mi esposo no demora en llegar, y no puede verme de esta manera, el no tiene idea de ese pasado y creo que puede producirle un gran dolor a un buen hombre como él; espero unos minutos y subo a mi habitación, me siento sobre la cama y continuo con la tejida de la bufanda, cuando estoy a punto de acabarla llega mi esposo, lo saludo y  le comento sobre mi día como si nada, el me pregunta por el rojizo atardecer, a lo cual, con una falsa sonrisa, destaco mi ignorancia frente a ese acontecimiento y termino la bufanda.

En un peculiar lunes, el cielo se caracteriza por un rojizo atardecer, el cual, por algún motivo produce sentimientos de añoranza y tristeza en una anciana, sin embargo, ésta no logra recordar el por qué. Mientras observa el atardecer, se encuentra tejiendo una bufanda para su esposo, y en la radio suenan de esas viejas canciones románticas ya olvidadas por los demás. De repente, la anciana escucha una balada que acelera su corazón y junto a esta llega un recuerdo, en donde ella observó a su amado: un hombre alto, de pelo negro azabache y ojos miel, el cual le había dedicado dicha balada; en ese tiempo, la mujer era una completa enamorada, la cual se fugaba de su casa para verlo, en una ocasión, éste con su guitarra y voz, interpretó la canción más hermosa que ella hubiese escuchado, por ende, cuando la balada terminó, ella se dispuso a darle un beso al hombre. No obstante, justo en ese momento suena el teléfono y la anciana se ve devuelta en la realidad, al fijarse en la llamada, se da cuenta de que es su esposo quien probablemente solo quiere asegurarse de su bienestar. El teléfono suena varias veces, pero la anciana se niega a contestar, ya que, de alguna forma, el recuerdo ha revivido una vieja sensación de arrepentimiento en ésta que carga desde el pasado hasta la actualidad. Asimismo, la mujer ya no puede concentrarse en la bufanda, dado que en su mente comienza a desarrollarse una película con respecto a su juventud, en donde ella se encontró junto al apuesto hombre de su recuerdo, quien le expresó la necesidad por adquirir dinero con el motivo de formar una vida con ella, por ende, este la dejó y se fue en busca de ingresos con la promesa de regresar por ella, sin embargo, dicha promesa no se cumplió, porque al día siguiente, en un atardecer rojizo, la mujer recibió una llamada, en la cual le informaron de un accidente de bus donde su amado había muerto. La llamada culminó y ella estaba de regreso en su casa llorando desconsoladamente; ahora entendía el porqué de la tristeza y añoranza del atardecer. En ese momento, la anciana, por un fuerte arrepentimiento y anhelo por estar con el amor de su vida, desea una máquina del tiempo que le permita ir hacia atrás y alterar la muerte de su amado, no obstante, tras unos segundos se da cuenta de la imposibilidad de su pretensión la cual simplemente es una fantasía. La tristeza que siente es muy profunda, pero a su vez, ella debe recomponerse ya que su esposo no demora en llegar y desconoce totalmente el pasado de ésta; así pues, la anciana espera unos minutos y sube a su habitación, se sienta sobre la cama y continua tejiendo la bufanda, antes de terminarla, su esposo arriba al hogar, ella lo saluda y le comenta sobre su día, luego, el anciano le pregunta si acaso vio el rojizo atardecer, a lo cual, la anciana, expresando ignorancia, responde negativamente y termina la bufanda.

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