Reseña-El principito

EL PRINCIPITO

Antoine de Saint-Exupéry

El principito es un libro escrito en la época de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Se refiere a que como personas llegamos a este mundo o a este planeta sin nada más que ser niños que se cuestionan todo y que cuando se llega a ser un adulto nos preocupamos y limitamos más nuestra forma de vivir, ser y pensar.

La obra mencionada narra la historia de un aviador, quien queda varado en el desierto de Sahara en el continente africano e intenta reparar su avión. El piloto se encuentra con un pequeño príncipe cabellos de oro, que decía vivir en el planeta B612 con tan solo una rosa y tres volcanes, el cual le cuenta historias y lo que piensa con respecto a la vida y la forma de ser de las personas mayores.

La historia del Principito es una gran aventura para los lectores desde los pequeños hasta los adultos. Habla del amor y la amistad como lo podemos ver en las frases: “Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante” o “Si tu vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres comenzaré a ser feliz”, las que expresan que tenemos que dedicarle un cierto compromiso y tiempo a las cosas importantes como el cariño y la felicidad que puedes llegar a tener por algo o alguien.

Para el autor seguramente fue difícil vivir en medio de una guerra, sin embargo, siempre es sorprendente ver cómo a pesar de momentos complicados y de gran dolor pueden salir historias tan bellas como ésta. 

Probablemente este cuento podría ser un reflejo de Antoine de vivencias de su vida cotidiana durante esos años, incluso podría tratarse de sucesos de algunos amigos o parientes por los que se sintió identificado.

Llena de sabiduría y reflexiones, sin duda es una novela que dependiendo de la época en que la leas, la comprendes de diferente manera, aunque va dirigido a los lectores, pero en nuestra infancia. Te hace pensar sobre tu vida cotidiana e incluso en errores que cometiste. Deja como enseñanza que conforme pasa el tiempo vamos a crecer y madurar, pero nunca debemos de perder esa chispa de felicidad, alegría y curiosidad que sin duda todos tenemos cuando somos pequeños.

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