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Reseña de Pedro y Juan, Literatura.


Enviado por   •  7 de Marzo de 2016  •  Reseña  •  1.451 Palabras (6 Páginas)  •  746 Visitas

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Reseña de Pedro y Juan.

Antes de iniciar propiamente con la historia de estos dos hermanos, al autor da una larga y tediosa explicación —su prólogo— sobre las críticas que ha recibido de su novela, así también como de como estructurar una buena novela, los tipos de autores y tipos de novelas, lo que se quiere transmitir, como transmitirlo, entre muchas otras cosas, que considero innecesarias e irrelevantes.

Así pues, Pedro y Juan eran “hermanos” pertenecientes a una adinerada familia parisiense, de quién Pedro era hijo de un joyero jubilado llamado Roland, y de Luisa, madre de ambos hermanos. Pedro era el hermano mayor, siendo su profesión médico; Juan era, por 5 años menos que Pedro, “el pequeño” de la familia, quién era el abogado en la familia.

La historia comienza un día de pesca de la familia Roland, con la compañía de su viuda vecina, madame Rosémilly, una joven de 23 años de edad, a la que tan pronto conocieron, cortejaban en una disputa discreta entre hermanos, con cruces de miradas, retos de fuerza y resistencia, demostraciones de caballerosidad, entre otras cosas.

Al terminar el paseo, los 4 Roland regresan a su casa en compañía de la joven Rosémilly; al entrar todos, la sirvienta notifica al señor Roland que un asistente del notario había acudido tres veces en busca de la familia, y que pronto el notario iría personalmente. Ante la falta de atención hacia la invitada, por las supuestas hipótesis que se formulaban los 4 miembros de la familia, la joven Rosémilly decidió regresar por cuenta propia, a su casa.

El notario llegó, y sin rodeos, contó a la familia el motivo de su visita: el señor y amigo de la familia, Leon Márechal, había fallecido, y al no tener una familia, había dejado la herencia de toda su fortuna al más pequeño de la familia de sus amigos, el abogado Juan. Una serie de sentimientos encontrados se manifestó en cada uno de los Roland, por un lado él y la señora Roland estaban conmocionados ante tal noticia, a la vez que él trataba de mantener la cordura por la alegría que sentía, pues a su hijo Juan le vendría muy bien el dinero para poder cumplir algunos de sus sueños y uno que otro capricho de él y sus padres. Por su parte, Pedro y Juan trataban de recordar a aquel hombre que habían conocido hace ya muchos años; el primero, al escuchar las palabras del notario, pronto sintió una ola de celos y envidia por la suerte de su hermano, por su parte el menor no tenía habla, estaba tan asombrado que no sabía en qué pensar o cómo reaccionar de manera adecuada.

Luego de pensarlo por varios minutos, el señor Roland sin titubear, aceptó el dinero en nombre de Juan —ya que éste no hablaba—, mientras tanto Juan lograba despertar de su shock. Pedro salió de la sala, se dirigió a la calle, caminando lentamente en la soledad de la noche, pensó en su previo comportamiento y en cómo se sentía, a fin de cuentas, llegó a la conclusión de que efectivamente, sentía celos de Juan.

Al día siguiente, Pedro se dispuso a buscar un buen recinto para establecer un consultorio privado. Después de andar de alquiler en alquiler, se sentó a pensar sobre sus planes, sin embargo, la imagen de su hermano, su fortuna, y la atención que Rosémilly le daba a este, turbaban sus pensamientos; al cabo de un rato de tortura reflexiva, Pedro se dispuso a toparse la compañía de alguna muchacha, encontrándose así, con la camarera de una cervecería de la ciudad, quién otras veces había intentado conquistar al doctor. Sintiéndose furioso y agobiado, Pedro contó sin más, la suerte que corría su hermano menor, lo que para su disgustó, terminó en el interés de su acompañante, quién le hacía enojar aún más. La camarera al notar la envidia que sentía Pedro desbordar, le hizo ver indirectamente algo que pasaba totalmente por alto él y su familia.

Habiendo llegado a su casa, se encontró con una pequeña pero elegante cena de celebración, en honor al joven abogado que desde esa tarde ya era millonario.

Al siguiente día, después de haber pasado una tarde de reflexión en el barco de su padre, Pedro se dirigió a su casa con una actitud pésima, por ello, en la mesa, estando su familia reunida para comer, comenzó a cuestionar a sus dos padres acerca del generoso Márechal, él mientras tanto, se formulaba conjeturas tomando también en cuenta lo que la camarera le había hecho ver y sus propias ideas. Pedro logró así, construir toda una historia en la que él mismo se explicaba los motivos por los que se le dejó la herencia a Juan; al terminar su antología de ideas con todas las piezas del rompecabezas acomodadas, Pedro se encontró con la verdad que fue oculta por su madre durante mucho tiempo, no sólo a él, sino que también a Juan y a su marido: el difunto Leon Márechal había mantenido una relación íntima y secreta a espaldas del señor Roland y el pequeño Pedro, cuando este último apenas era un bebé; tiempo después, 5 años exactamente, nacería Juan quién en realidad es hijo de Leo en vez de Roland.

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