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Romanticismo español: una actitud de vida ''sui generis'', a través de las rimas de Bécquer.


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2016  •  Trabajo  •  2.179 Palabras (9 Páginas)  •  474 Visitas

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Romanticismo español: una actitud de vida ''sui generis'',

  a través de las rimas de Bécquer.

        Cuando hablamos del romanticismo nos ubicamos culturalmente a la primera mitad del siglo XIX. El romanticismo fue un movimiento literario contradictorio dado que durante su desarrollo se expresaron sensibilidades distintas. La época del Siglo de Oro podríamos decir que era la que abrió el camino para el Romanticismo, que no era  sólo un corriente literario, sino un movimiento político. Dicha corriente fue dividida en tres etapas: i) el prerromanticismo , ii) el romanticismo y iii) el posromanticismo.                                                                                        En primer lugar, el prerromanticismo presenta la introducción de las nuevas ideas que aparecieron paso a paso desde los fines del siglo XVIII hasta la tercera década del siglo XIX (García López, 2009: 471). Durante esa época en el nivel político europeo había difundido el liberalismo coincidiendo con la declinación de Napoleón. En España el siglo XIX parece un poco complejo debido a las constantes guerras, tanto internas como externas. Entre esos conflictos, los españoles tienen de confrontarse con Napoleón que invadió a España y obligó al rey a anunciar de su autoridad, teniendo como resultado el exilio de muchas personas entre ellas muchos escritores y pensadores más liberados.                 

        El segundo período empieza con la vuelta de los autores emigrados que se habían puesto en contacto con la producción literaria europea que empujó la fase principal del romanticismo español, concurriendo cronológicamente con el fin de los gobiernos absolutistas (García López, 2009: 472). La segunda etapa del romanticismo se extendió durante toda la década de los 30 y fue introducida con el conflicto entre los liberales y los conservadores y siguió después de la muerte del rey Fernando VII. De ese conflicto nacieron las guerras carlistas que por un lado fueron los liberales que defendían a las reformas y al otro los absolutistas conservadores que fueron partidarios de la tradición y del catolicismo (López, 2006: 447-8).                                                                 La tercera y última etapa tuvo lugar en la década de los 40 hasta los últimos años de los 60, en la que con las obras de Gustavo Bécquer y Rosalía Castro se culminó la literatura romántica española. En lo que concierne el ámbito político, la antedicha época se desarrolla durante la segunda guerra carlista (García López, 2009: 516). Al mismo tiempo Isabel II subió al trono y empezó un período de inestabilidad. Predomina la dificultad de encontrar una manera política satisfactoria teniendo como resultado muchos conflictos ideológicos y pronunciamientos (López, 2006: 440). En ese momento, el poder estaba en las manos de los liberales quienes mostraron “un carácter cada vez más conservado” (García López, 2009: 516). Por último, cabe mencionar que durante la época del romanticismo español, la burguesía iba manteniendo cada vez más importancia, la industria extendía y la mayoría de los países hispanoamericanas lograron su independencia.                 Como corriente, el romanticismo encuentra su acceso hacia España por dos caminos diferentes, creando dos tendencias diferentes, una desde Cataluña y otra desde Andalucía. La primera tendencia adaptó la ideas de Chateaubriand y Scott y la segunda incorporó las ideas de Byron y Hugo (García López, 2009:470). También otros factores que influyeron el desarrollo del Romanticismo en España fueron los conflictos entre Nicolás Böhr de Faber y José Joaquín de Morá. Se trata de la famosa ´´querella calderoniana´´, una polémica entre el romanticismo estético idealista neoclásico, lo que representó Böhr, contra el romanticismo liberal defendido por Morá (Alexiou, 2001: 21).         La aparición del Romanticismo tardeó en España en comparación con los otros países europeos occidentales y eso se debe a la censura ejercida por el rey Fernando VII y a su política absolutista. Debido a la situación política y la represión intelectual no fuera posible  florecer un movimiento más liberal. Sin embargo, el regreso de los exiliados escritores e intelectuales literarios se hizo plantear el germen de las ideas del Romanticismo. Además, la muerte del rey absoluto, un poco más tarde, facilitó la evolución. Cabe destacar que, a pesar del retraso de la evolución del movimiento, el Romanticismo español “no es un movimiento efímero o superficial” y es este el que pone las “bases en las que se asienta nuestra literatura contemporánea” (Barroso, 2006: 145). Desde un punto de vista más profundo, podríamos decir que el Romanticismo español destaca de lo europeo, adquiriendo sus propias características ya que se adaptó a la mentalidad española y se acabó ser nacionalizado.                                                                         Aunque las condiciones antedichas tardaron, la evolución del movimiento tiene muchas figuras representativas. En primer lugar, en el teatro las obras de Zorilla son muy destacables. En sus obras la temática es alrededor de lo ´´español´´. Sus temas fueron sobre la tradición, la historia y la leyenda española, dando a su país un carácter idealizado (García López, 2009: 513). En el teatro también destaca Duque de Rivas. Las características de su escritura dramática se basan en elementos románticos. En lo que concierne sus temas, son temas románticos sobre el amor infortunado y la muerte. Además, sus obras se desarrollan entre la realidad y la fantasía ( García López, 2009: 500). La nostalgia del pasado medieval en Rivas y la base histórica del drama de Zorilla, son características de la época del romanticismo español. En la poesía, destaca Espronceda con su deseo por la libertad y la muerte, creando imágenes intensas y musicales  (García López, 2009 :491). Por ejemplo, en ´´La Canción del pirata´´  la mar inmensa es un símbolo de libertad, el mismo pirata con su ´´yo´´ individualista y anarquista, la espontaneidad y la valentía, son los rasgos más románticos  (Barroso, 2006: 192).

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