RÓMULO GALLEGOS, SU TIEMPO EN VENEZUELA Y EL MUNDO
Enviado por felshuss • 15 de Julio de 2013 • 9.631 Palabras (39 Páginas) • 428 Visitas
RÓMULO GALLEGOS, SU TIEMPO EN VENEZUELA Y EL MUNDO
INTRODUCCIÓN
Hablar de Rómulo Gallegos, de su vida, de su situación en el mundo de las letras, aunque parezca un tema sencillo, no es fácil abordarlo. Tal vez sea el literato de quien más se ha hablado en las críticas sobre literatura venezolana; sin embargo todo redunda sobre la misma situación. Existen muchas disquisiciones acerca de la obra y el tema galleguiano, mucha se habla de si están o no agotados, pero estos análisis sobre este autor venezolano se han hecho sin aparente objetividad. Hay dos corrientes en este asunto: los que consideran la obra de Gallegos encuadrada dentro de los grandes clásicos de la literatura occidental, y los que piensan que no está en el momento literario que le corresponde.
Los que defienden a Rómulo Gallegos se han olvidado de que para el momento cuando él escribe, segunda década del siglo XX, ya existían escritores que habían roto con las formas tradicionales de la narrativa. Estos novelistas y poetas, en su mayoría, se encuentran en Europa y Norteamérica, muy escasamente en Latinoamérica, y menos en Venezuela. En el mundo literario ya habían hecho su aparición escritores de gran calibre como son William Faulkner, James Joyce, Marcel Proust, Franz Kafka, para crear una fábula con recursos como presente/pasado, campo/ciudad, yo/él. Los que lo atacan, no se han dado cuenta de que para el momento cuando el maestro compone sus obras, la literatura venezolana no muestra los avances técnico-literarios de otros países, y quienes escriben de otra manera en nuestro país, son unos privilegiados, como sucede con Teresa de la Parra y Enrique Bernardo Núñez. Por lo tanto, los analistas de esta corriente deberían darse cuenta de que Gallegos es un hombre de letras de su época. Tiene unos antecedentes literarios muy tradicionales y muy arraigados a la tierra. Sus padres en esto son, entre algunos: Eduardo Blanco, Rafael María Baralt, José Rafael Pocaterra, Luis Manuel Urbaneja Achelpohl.
Querer encontrar en la obra de Rómulo Gallegos rasgos de contemporaneidad resulta muy difícil. Los críticos que han querido defenderlo caen en este punto, pues tratan de ver detrás del realismo de sus obras, intuiciones poéticas vinculadas con el sueño, el mito, los arquetipos y los símbolos. Los que lo atacan, no han querido ver la situación de compromiso que tiene este escritor con el momento que vive Venezuela, y que Rómulo Gallegos no sólo se dedica a la literatura, sino que adquiere compromiso social y político con su país, y es por medio de su escritura más que por la palabra hablada o la acción, como él consigue prodigar sus ideales. Sus artículos didácticos y sociales y sus obras narrativas serán sus voceros para lograr su empeño. Algo que no se le puede negar al maestro Gallegos es que alrededor de su obra se han desarrollado las más dilatadas y encendidas polémicas literarias del país.
Por lo dicho anteriormente, se obviarán los elementos más discutidos de la obra galleguiana y se dará una visión general de lo que puede ser la obra más discutida: DOÑA BÁRBARA. No se hablará de la estructura general de la novela, ya que de ese tema se ha especulado bastante, además no se logrará dar un aporte nuevo a lo que tanto se ha discutido. Se verá cómo Gallegos pertenece a su época dando una ubicación espacio-tiempo del autor en Venezuela y el mundo. Luego se tocará el tema del escritor y la Venezuela que se hace él como centro polémico y, finalmente, se dará una visión nueva del autor. Se analizarán los aspectos de su obra que puedan reflejar los puntos a discutir, lo mismo aquellos documentos de su Ideario Político que destaquen lo anteriormente expuesto.
I. UBICACIÓN ESPACIO/TIEMPO DE LA OBRA
A. Tiempo de Venezuela y tiempo del mundo
Rómulo Gallegos forma parte de esa gama de escritores de su época que lograron traspasar las fronteras de las letras de habla hispana, aquellos que, según José Ramón Medina (1969), son clásicos del género narrativo. Acompañan al maestro Gallegos: Manuel Díaz Rodríguez, Rufino Blanco Fombona, José Rafael Pocaterra y Teresa de la Parra. También habría que ubicar dentro de este grupo a Pedro Emilio Coll y Luis Manuel Urbaneja Achelpohl. Es sabido por todos que la narrativa venezolana surgió tardíamente en el siglo XIX. El movimiento positivista de 1895 va a dar el empuje al cuento y a la novela. Los antecesores de Gallegos dan pie para que este autor se ubique dentro de su tiempo histórico. Desde el período de la Emancipación, en Venezuela, algunos escritores intentaron verter en sus obras, de carácter épico, los aspectos nacionalistas; exaltaban los valores telúricos y geográficos en función de una toma de conciencia de lo americano.
Comienza con la literatura política, la cual se reduce casi toda a la oratoria y al periodismo. La encabezan Juan Germán Roscio, con sus artículos publicados en la Gazeta de Caracas; Simón Rodríguez con sus escritos sobre política y principalmente sobre educación, y Simón Bolívar con sus cartas y discursos. La obra de este último constituye el material más representativo del nuevo estilo: muy afrancesado, coloreado y apasionado, metafórico y entrecortado, que responde a las circunstancias históricas. Posteriormente, Juan Vicente González y Eduardo Blanco intentarán convertir esas escrituras en material literario. Fermín Toro y Rafael María Baralt, entre otros, también tantean los caminos de una narrativa nacional.
Hacia finales del siglo XIX, surgen dos manifestaciones literarias que van a significar, en cierto modo, los verdaderos antecedentes de nuestra narrativa. El Tradicionismo que insinúa en relato de época que mucho tiene de regazo colonial en cuanto a que sus cultores tienden, precisamente, a revivir aspectos olvidados o desconocidos de aquella apacible edad venezolana, lindante a veces casi con la memoria desdibujada de una fábula tierna.(Medina, ob.cit. p.135) El Costumbrismo tiende a descubrir ágiles facetas de la vida real de la época, ejerciendo el costumbrista oficio de pintor liviano de hechos, tipos y costumbres de la sociedad venezolana decimonónica con preciso sentido de actualidad, sal de ingenio popular y hasta ironizante crítica que muchas veces se regocija, humorísticamente, con los males o supuestos males de la pequeña circunstancia de la existencia criolla.(Medina, ob. cit. P. 135) Mantiene una sintonía entre la realidad social, histórica, geográfica y la realidad de ficción.
Estas dos manifestaciones serán el material de nuestra literatura de ficción; darán a conocer los escritores, según su propia visión un sentido venezolano de la vida, un aliento autóctono en temas y problemas de exploración literaria que en su mayor edad habrán de servir de elementos de creación para una calificada hueste de narradores,
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