San Manuel Bueno, Martir

Lo que más me interesa definitivamente es la esperanza en la vida ultraterrena. Mi religión es buscar la verdad en la vida y la vida en la verdad. Es luchar incesante e incansablemente con el misterio. Por eso tomo una actitud religiosa muy ética frente a muchas injusticias del mundo. No veo la religión como palabra, sino como acto; sin acción no hay cambio.

-¿Y qué opina de las críticas de la gente?

-No hago este libro por los demás, sino por mí. Ahora estoy viejo, pero aún tengo el deseo de expresarme. No es mi culpa que tenga la convicción de influir en la gente de tal manera. Si se sienten atraídos por mi novela, será por algo; a lo mejor muchos de ellos también quieran esconder un secreto íntimo detrás de rezos y misas, y les enfurece que gente como yo, que pone la verdad de cara, pueda remover su mártir.

-¿Por qué puso este escenario tan simbólico: la ciudad de Valverde de Lucerna?

-Fue por el maravilloso y tan sugestivo lago de Sanabria, donde vive la leyenda de la ciudad, Valverde de Lucerna, que está sumergida en el fondo de las aguas del lago. Significa mucho para mí y por eso lo agregué al libro como parte fundamental. Recurrí a él en un momento de mucha presión, y lo que encontré fue suma paz, aislamiento y silencio.

-O sea que, al igual que en su libro Paz en la guerra, se inspiró en un paisaje real.

-Sí. Me inspiré en un paisaje real, en el que prima lo simbólico. No hay que mirarlo desde un punto de vista

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