Semiotica De La Muerte

La muerte es un acontecimiento alrededor del cual hay todo un orden simbólico que se diferencia según zonas geográficas, culturas y religión. La muerte es también un hecho comunicativo cuyos símbolos están cargados de significaciones, y por tanto, de información acerca de esa cultura concreta, y acerca de la persona fallecida y su entorno social, económico, familiar, etc. Pasear por el cementerio es encontrar tumbas que hablan por sí solas.

Según el material del que esté hecha, su volumen y tamaño, la cantidad de restos que alberga, la antigüedad de la tumba, si vacían el espacio o lo llenan cual inmensa mole, si son austeras y discretas o barrocas y llamativas. Algunas son ostentosas, otras muy humildes. Algunas están sucias, cubiertas de barro, y otras limpias y cuidadas. Algunas no tienen nombre, y otras tienen letras doradas bien grandes, y hasta poesías.

En las tumbas los diferentes estilos artísticos impregnan el material; hay tumbas con barroquismos, tumbas muy religiosas, tumbas sobrias y excéntricas. Algunas tienen esculturas (sobre todo figuras del Buen Pastor y la Virgen María), otras cruces, y otras, las más modernas, incorporan la tecnología fotográfica para darnos aún más detalles del muerto a través de su propio rostro (normalmente en la mediana edad, no en la decrepitud de la vejez). Hay alguna que sale hasta maquillada, y de algún modo, humanizan la tumba, porque ves que la persona que está ahí en la foto estuvo viva, y ahora está allí, y tú la miras, y la conoces por vez primera; es comunicar el pasado y el presente. Nunca la conoceré, pero sé quién es, qué día nació qué día murió, y si comparte techo con más familiares, y con quién se casó, y si tuvo hijos… y si van a verla a menudo, porque tenga flores aun frescas. Las flores hablan mucho también… primero porque llenan de vida y de color el cementerio, y segundo porque flores las hay vivas y muertas, y las coronas nos dicen si han enterrado a alguien, y hace cuantos días. También hay flores de plástico; algunas de corte natural, imitaciones de lo real; otras extravagantes con colores chillones y fucsia, pero flores al fin y al cabo.

Las tumbas nos dicen tantas cosas de sus propietarios, y también se puede hacer una abstracción y llevarlo a lo social. Igual que a nivel económico es fácil observar que hay tumbas de ricos y de pobres, también a nivel político se expresan los muertos. La historia se lee también en los cementerios.

De modo que andar por el cementerio no es ir al final de las cosas, sino situarte en tus orígenes, y sentirte como en familia, rodeada de gente que una vez fue y estuvo y fue también allí a poner flores a su familia, a tus antepasados.

Creo que es un equívoco de nuestra cultura excluir la muerte, negarla un sitio en nuestras vidas, hacer como si no existiera, no mentarla sino es para espectacularizarla y

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