Simbologias En La Cultura Comtenporanea
Enviado por Eunecia • 5 de Junio de 2013 • 405 Palabras (2 Páginas) • 467 Visitas
El gusto es una manifestación obvia del habitus y, tal como parece indicar la
propia palabra gusto, es una experiencia tremendamente corpórea. El gusto
forma parte de las disposiciones corporales de una agrupación de la clase social,
los gustos por comidas especiales, por ejemplo, el caviar, se dice que son «adquiridos
», es decir, que son aprendidos, desarrollados o fomentados y son indicativos
de la posición social; de este modo, el potencial del habitus como concepto
para pensar desde la óptica de la corporeidad es que el modo en que llegamos
a vivir en nuestros cuerpos está estructurado por nuestra posición social en el
mundo, pero estas estructuras son reproducidas únicamente mediante las acciones
materializadas de los individuos.
P. Bourdieu (1986) considera que el cuerpo es «un producto social», en el
sentido de que de él se hace siempre una lectura social: entre cuerpos «distinguidos
» y cuerpos «vulgares». Él dibuja el espacio social de los cuerpos de clase,
dejando de lado los azares biológicos, ya que en el cuerpo se tiende a reproducir
la estructura del espacio social y su trayectoria. La soltura o torpeza de
movimientos corporales no se reparte por igual entre las distintas clases sociales,
ambas resultan de la comparación entre el cuerpo real y el cuerpo ideal.
Cuanto menor sea la diferencia percibida entre los dos cuerpos, tanto más
probable es que se experimente la ligereza y seguridad características de los
agraciados por la figura perfecta. Esta afortunada sensación suele prodigarse
más entre los miembros de las clases dominantes. Por el contrario, la probabilidad
de sentir el cuerpo bajo el desagradable signo de la incomodidad, la
torpeza o la timidez crece con la desaprobación percibida entre el cuerpo real
y el cuerpo soñado. No es extraño que nuestra constitución corporal se vea
afectada por nuestra posición social. La talla, el peso, el desarrollo muscular,
la soltura o torpeza de movimientos y gestos, los hábitos alimentarios, la higiene,
entre otras formas de expresión corporal, se ven afectadas o influidas por
nuestra posición social.
En el contexto de un cambio cultural que ve emerger la conformación de una nueva identidad femenina, la práctica de las relaciones entre los géneros implica la transformación de las estructuras simbólicas que, en ese proceso, revalúan el papel social de la mujer. De tal forma que el imaginario masculino requiere, también, construir una nueva identidad que permita a los hombres asumir una relación equilibrada con las mujeres. De eso depende la construcción de una nueva cultura que libere tanto a hombres como mujeres, de estructuras sociales de poder que imponen condiciones autoritarias entre los géneros.
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