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Sobre niños y niñas


Enviado por   •  6 de Febrero de 2014  •  Ensayo  •  644 Palabras (3 Páginas)  •  508 Visitas

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Sobre niños y niñas

Iván Ángelo

El niño, de unos diez años, venía caminando descalzo por el sendero de tierra de la hacienda, con una jaula en la mano. El sol abrasador de la una. La niña, de unos nueve años, iba en el auto con el padre, el nuevo dueño de la hacienda, gente de Sao Paulo. Ella vio el pajarito en la jaula y se lo pidió al padre:

-¡Mira qué lindo!, ¿me lo compras?

El hombre detuvo el auto y dijo:

-¡Oye, niño!

El niño se dio la vuelta, se les acercó, carita de ángel. Se paró al lado de la ventanilla de la niña. El hombre:

-¿Vendes ese pajarito?

-No, señor.

El padre miró a la niña con cara de qué se le va a hacer. La niña insistió suavemente como si el padre todo lo pudiera:

-Dile que me lo venda.

El padre, su intermediario, por darle gusto, volvió a preguntar:

-¿Cuánto quieres por el pajarito?

-No lo vendo, señor.

La niña se quedó decepcionada y le secreteó:

-¡Ay, papá, cómpramelo!

Ella no consideraba, o aún no había aprendido, que un negocio se hace cuando hay un vendedor y un comprador. En ese caso, faltaba solamente el vendedor. Pero el padre era un hombre de negocios, experto en la Bolsa, acostumbrado a convencer a los más vacilantes o a marear a los más recalcitrantes.

-Te doy diez mil.

-No, señor.

-Veinte mil.

-No, no lo vendo.

El hombre se metió la mano en el bolsillo, sacó el dinero, mostró tres billetes, irritado.

-Treinta mil.

-No lo estoy vendiendo señor.

El hombre murmuró "qué niño majadero" y se dirigió a la hija:

-No quiere venderlo. Ten paciencia.

La hija, despacito, indiferente a las imposibilidades de la transacción:

-Pero yo lo quiero, mira qué lindo.

El hombre miró a la niña, a la jaula, a la ropa percudida del niño, con una rasgadura en la manga, el rostro rojo de sol.

-Déjame a mí

Se levantó, dio la vuelta y se fue hacia allá. La niña buscaba intimidad con el pajarito, el dedito entre las rejas de la jaula. El hombre, con maña, estudiaba al adversario:

-¿Cómo se llama ese pajarito?

-Todavía no le he puesto nombre. Lo cacé ahorita.

El hombre, casi impaciente:

-No te pregunté si está bautizado, niño. Es un jilguero, un cardenal, ¿qué es?

-Aaaah. Es un pico de lacre.

La niña habló por primera vez con el niño.

-¿Va a crecer?

El niño fijó sus ojos negros en los ojos celestes.

-No crece. Es así, pequeñito.

El hombre:

-¿Y canta?

-No, no canta. Es puro chirrido

-Qué pajarito tonto, ¿eh?

-Sí. No sirve para nada, sólo es hermoso.

-¿Lo cazaste en la hacienda?

...

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