Sor Juana Ines De La Cruz
Enviado por mgaviria94 • 12 de Diciembre de 2014 • 1.547 Palabras (7 Páginas) • 231 Visitas
Sor Juana Inés de la Cruz, una mujer sin límites
Sor Juana Inés de la Cruz fue una mujer que con sus escritos y pensamiento diferente, se convirtió en la primera mujer precursora del feminismo en aquella época. Es una de las figuras más representativas de las letras hispanas. Teniendo en cuenta la época que le tocó vivir fue una mujer que se adelantó a su tiempo logrando superar las fronteras impuestas socialmente en tiempos coloniales a las mujeres. Ella representó un gran impacto en Latinoamérica, al ser una mujer intelectual en un universo donde muchas mujeres llevaron una vida de servidumbre y silencio. El coraje y determinación de Sor Juana se adelantaron a su tiempo representando una amenaza para las grandes esferas de poder de la sociedad en la que ella vivía y dando un gran ejemplo a seguir tanto como para las mujeres de aquel tiempo como para las actualmente vivas.
Esta grandiosa mujer vivió en una época bastante difícil, donde las mujeres no tenían derecho a estudiar y donde solo deberían estar sujetas a la servidumbre y silencio por encima de cualquier otra cosa. Por fortuna, Sor Juana fue una mujer extremadamente inteligente y sabia, lo que la llevó a superar este obstáculo. Fue gracias a su capacidad intelectual, que causó un gran impacto (Rodríguez).
Sor Juana empezó a sorprender a la gente que la rodeaba desde muy pequeña. Su nombre real fue Juana Ramírez de Asbaje (Alatorre). Nació en México en el año de 1648 en una familia un poco desequilibrada; carecía de un padre y su madre era una analfabeta, así que su abuelo se encargaba de ella (Alatorre). Por esto se puede deducir que el abuelo fue el mayor causante de que esta mujer desarrollara tal inteligencia. A los 3 años de edad, Sor Juana ya sabía leer bien y cada meta que se proponía la aprendía con una facilidad increíble (Alatorre). Inclusive, cada vez que no aprendía algo en cierto tiempo determinado, se castigaba cortándose el pelo (Alatorre). Para poder estudiar, Sor Juana pidió a su madre que la vistiera de hombre y que la enviara a la universidad a lo cual su mamá se negó, empujando a Sor Juana a pasar todo su tiempo en la biblioteca del abuelo (Alatorre). Unos años más tarde, decidió dedicarse a la vida religiosa como monja en vez de contraer matrimonio alguno o seguir en la corte (Rodríguez). Fue en el convento donde se aficionó a los libros que incluían disciplinas como la teología, la filosofía, la astronomía, la pintura, las humanidades y por supuesto, la literatura, su gran pasión y raíz de su éxito (Rodríguez).
Aunque era una monja, sus textos, sonetos, poemas etc., no parecían escritos por una mujer que dedicara su vida a Dios. No era una devota religiosa. En realidad, su inclinación por la ordenación estuvo relacionada con el deseo de no perder sus aficiones intelectuales y así impedir que se le convirtiera en una esclava del sexo opuesto, de la cocina y las tareas domésticas (Kirk).
Siendo una de las figuras más representativas de las letras hispanas, Sor Juana se enfocó en el derecho e igualdad de la mujer. Una de sus obras de teatro más importantes es “Valientes e Inteligentes Mujeres” el cual trata de la fuerza y capacidad intelectual de la mujer (Noguerol). De igual importancia es su famosísimo poema “Hombres necios” en el cual dice una de sus más famosas líneas: “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis” (Rodríguez). En dicho poema, Sor Juana acusa a los hombres del comportamiento ilógico de criticar a la mujer por su manera de actuar frente a sus mismas incitaciones.
Su pasión y gran talento le trajo a Sor Juana constantes llamadas por personas de la realeza para que escribiera obras por encargo. La primera que realizó fue “Neptuno Alegórico”, obra que concluyó con gran éxito (Noguerol). Tres años después de esta obra ganó dos premios y no obstante, los encargos de villancicos para las festividades religiosas continuaron, además de la importante cantidad de sonetos, rondillas, décimas, silvas y liras que constantemente componía (Noguerol).
Debido a la gran fama que Sor Juana empezó a adquirir, la iglesia desaprobó lo que hacía con el objetivo de que ella sólo se dedicara a los estudios religiosos y no a los estudios seculares. Al ver esto, Sor Juana se defendió acertadamente reclamando los derechos de la mujer a la educación. Por lo tanto, Sor Juana escribe una carta donde explica las razones por las cuales entró al convento: "Éntreme Religiosa porque…para la total negación que tenía para el matrimonio, era
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