Síntesis "El último Abencerraje"
Enviado por SoyOmega • 9 de Abril de 2014 • 640 Palabras (3 Páginas) • 532 Visitas
Síntesis de “Las aventuras del último Abencerraje”
de Francois Auguste de Chateaubriand
Luego de que el último rey de Granad, el rey Boabdil, perdiera su reino frente a España los moros tuvieron que dispersarse y dejar sus tierras atrás. De nada servían los lamentos del rey ni los recuerdos de los abencerrajes, habían perdido su reino frente a España y ya no podían hacer más que guardar en su memoria a su patria perdida, aquellas bastas tierras llenas de historia.
Veinticuatro años después de la toma de Granada los abencerrajes sobrevivientes habían sucumbido a la muerte, por tal, sólo un abencerraje quedaba como esperanza de aquella familia.
Aben-Hamet era el último abencerraje y al perder a su padre decidió marchar al país de sus antepasados y cumplir con el designio que se había propuesto.
Inició su viaje en mar hasta llegar a Cartagena, y de allí, anunciándose como médico árabe, se encaminó a Granada. El camino hacia la antigua patria de los abencerrajes le provocó un tremendo dolor y una profunda melancolía.
Cuando Aben-Hamet comenzó a divisar los edificios de Granada la felicidad se apoderó de él. El guía que lo llevaba al ver la emoción que embargaba al turista comenzó a señalar y a nombrar cada lugar mientras que el corazón de nuestro héroe se desgarraba al oir la historia de su patria en labios de un extranjero.
Continuaron con su camino y el guía condujo a Aben-Hamet al kan, construido por los moros de África. Pero Aben-Hamet no tenía ganas de descansar sino de admirar su patria así que decidió salir y ver todo lo que le rodeaba, en su paseo imaginaba las historias contadas a él por sus antepasados.
Continuó admirando y soñando hasta que de pronto se percató que no sabía cómo regresar cuando de repente vio salir a una hermosa joven que lo maravilló. La joven al verlo extraviado lo acompañó hasta el kan.
Días después Aben-Hamet oyó una delicada voz que cantaba y la reconoció, saltó y encontró a la joven que tampoco había podido olvidarlo.
La joven era Doña Blanca, la hija del que asesinara al abuelo de Aben-Hamet pero esto lo desconocían los dos así que su romance fue creciendo y tomando fuerza hasta que una noche en que se encontraban en los bellísimos recintos de la Alhambra los dos jóvenes se declararon amor eterno, diciendo, los dos, que cuando su amado se volviera a su religión se desposarían. Con esa promesa de amor los amantes se separaron decidiendo que cada año se volverían a ver en el mismo lugar cumpliendo su promesa.
Y los dos cumplieron hasta que al tercer año Doña Blanca mandando una carta había informado a Aben-Hamet que no se podría presentar en aquella ocasión pues se encontraba con su padre. Aben–Hamet llegó por fin con su amada y la vio con Lautrec quien le pareció un rival, sin embargo, en el corazón de su amada éste no lo era.
Aben-Hamet
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