TEXTO CIENTÍFICO-TÉCNICO

TEXTO CIENTÍFICO-TÉCNICO

Investigaciones recientes sugieren que, en época temprana de la historia de la Tierra, surgieron condiciones que favorecían la existencia en las aguas superficiales del océano de muchos componentes orgánicos diferentes, en concentraciones relativamente altas, y que las primeras células vivientes aparecieron en esta “sopa” caliente. Se cree ahora, generalmente, que la edad de la Tierra es de unos 4600 millones (4’6 X 10000000000) de años. Surgió primeramente de la condensación de gases interestelares y de polvo, y culminó en la formación de una capa sólida y firme, constituida en gran parte por silicatos de hierro y magnesio que rodean a un núcleo central de hierro y de níquel parcialmente fundidos. La evidencia geológica indica que la corteza exterior de la Tierra se estabilizó hace unos 4000 a 45000 millones de años. Los organismos vivos surgieron por vez primera hace unos 3000 o 3500 millones de años. De hecho, los fósiles indican que existieron bacterias similares a las actuales hace ya unos 3000 millones de años.

(A. L. Lehninger -trad. De F. Calvet y J. Bozal-: Bioquímica, Barcelona, Omega, 1974, página 25).

APROXIMACIÓN AL COMENTARIO LINGÜÍSTICO Y ESTILÍSTICO

[No se trata de un comentario propiamente dicho, sino de una aproximación, donde se especifican los puntos que han de aparecer. Posteriormente se le dará forma escrita.]

1. Se trata de un texto científico-técnico, dado que utiliza una terminología específica y respeta muchas de sus características propias, como veremos a continuación.

2. Es un texto escrito del que debemos indicar que, si bien no resulta excesivamente complejo de entender, tampoco utiliza un español coloquial, por lo que parece dirigido a lectores con cierta formación académica y curiosidad por la bioquímica, puesto que el autor, en un lenguaje culto y formal, trata de exponer y explicar la antigüedad de la formación del planeta Tierras, así como de los elementos que se formaron (en este sentido, cabría destacar que el emisor, como ocurre en este tipo de textos, es especializado). Así las cosas, se trata de un fragmento (tan solo un párrafo, y breve, característica propia de este tipo de textos, que buscan la claridad y sencillez) extraído de un libro de texto, que parece dirigido a estudiantes de ciencias.

3. En cuanto a sus características lingüísticas y estilísticas,

• Su lenguaje es denotativo, lo cual es una peculiaridad típica de este tipo de textos, y la función lingüística predominante es la representativa, lo que resulta perfectamente justificable dado el uso exclusivo de oraciones enunciativas (“La evidencia geológica indica que la corteza exterior…”), sin que aparezca ninguna oración exclamativa ni ningún tipo de expresión que nos haga pensar en otra función lingüística diferente.
• Si atendemos a su progresión temática, observamos que no trata de convencer al lector de una idea concreta, es decir, no existe una desarrollada argumentación, sino que se limita a informar de unos hechos objetivos, por lo que su naturaleza es expositiva (texto expositivo). Para ello, utiliza un nivel culto de la lengua, en donde es destacable el uso de sustantivos de carácter abstracto en vez de verbos en forma personal para designar ciertos procesos (condensación, formación).
• Utiliza una expresión de carácter coloquial al hablar de “sopa caliente”, un uso metafórico que otorga al texto un ligero toque pintoresco.
• Los adjetivos utilizados no son explicativos sino especificativos, ya que la lengua sirve para informar y definir unos elementos y hechos concretos; ejemplos de ello son: aguas superficiales, capa sólida y firme, organismos vivos, gases interestelares… Además, el uso de algunos adverbios (concentraciones relativamente altas, parcialmente fundidos) o complementos (núcleo central de hierro y magnesio) también contribuyen a especificar los conceptos manejados por el autor.
• Al tratarse de un texto científico, se utilizan caracteres numéricos (4.600, 3.000), e incluso se introduce una fórmula matemática, con la inclusión del símbolo propio de la multiplicación: “X”.
• Si atendemos a los usos verbales, observamos que el discurso queda articulado en tercera persona, lo que remarca su objetividad. Además, como suele ocurrir en este tipo de textos, aparece el uso sistemático del presente de indicativo y del futuro perfecto (lo cual contribuye a constatar que la información aportada es universal, y que los hechos expuestos ya han ocurrido). Como suele ser habitual, no aparece ninguna forma propia del subjuntivo, ya que los textos científico-técnicos no suelen incluir aspectos subjetivos.
• Sintácticamente, hay un claro predominio de la parataxis (con una cierta tendencia a la yuxtaposición) para facilitar la comprensión de lo expuesto, si bien sí que aparecen oraciones subordinadas de relativo, tanto sustantivas (sirva como ejemplo la primera oración del texto) como adjetivas (por silicatos de hierro y magnesio que rodean a un núcleo central ), que contribuyen a aportar precisa información.
• Para concretar más la información, también interesa destacar el uso de una aposición en la primera línea del texto: “en época temprana de la historia de la Tierra”. Este tipo de expresiones pueden ser contempladas como marcos de referencia que contribuyen a la congruencia del discurso.
• También es destacable el uso del pronombre “se” (Se cree ahora “…”), lo cual contribuye al tono impersonal del texto, dado que este tipo de usos son habituales en los textos científicos.

4. Finalmente, en cuanto a los elementos de cohesión,

• al tratarse de solo un párrafo, no se aprecian excesivos marcadores discursivos (tampoco una estructura definida, más allá de la que pudiéramos llamar expositiva-descriptiva). Puede indicarse el “primeramente” como marcador discursivo de enumeración, si bien, debido al carácter fragmentario del texto, no tiene una continuidad. El “de hecho” de la última frase puede interpretarse como marcador discursivo de ejemplificación.
• Otros elementos de cohesión serían la repetición de palabras (Tierra) o el campo semántico de elementos químicos o “componentes orgánicos” (hierro, magnesio).

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