TURISMO EN EL PERU.

Turismo en el Perú

Ana Guevara

El turismo tiene como propósito mostrar la riqueza, arte, cultura y costumbres de un país. En la  actualmente se apuesta por el “turismo ecológico”, que  consiste en visitar  lugares donde el viajero pueda admirar y recrearse con la naturaleza, la flora, la fauna, estudiar, disfrutar e interactuar tanto con estos elementos naturales, como con la cultura humana propia del lugar. Y un tema muy ligado al anterior es el  turismo vivencial, también conocida como “turismo de inmersión”. Está enfocado a los viajes que se centran en experimentar un país, ciudad o lugar en particular, mediante la conexión a su historia, población y cultura (The New York Times, pag. web). Enfocados estos puntos planteamos la pregunta: ¿es posible convertir en un lugar altamente receptivo y atractivo para el turismo a la cuidad de Cajamarca? Un análisis de las características naturales, culturales, sociales y gastronómicas apoyan que es posible transformar nuestra localidad, de una región con afluencia turística moderada a una altamente receptiva al turismo.

Es cierto que el turismo receptivo, o turismo de extranjeros hacia el Perú, ha venido creciendo a un significativo alto ritmo en el período reciente 2000-2015 llegando a superar los  3,8  millones de turistas este último año. Sin embargo, en términos absolutos, el turismo receptivo en los países vecinos es, en la actualidad, igual o superior que en el Perú; así por ejemplo, Ecuador tiene 3 millones anuales de turistas extranjeros, Colombia ya superó la meta de 4 millones de turistas anuales y Chile recibió 3,2 millones de visitantes en el 2014. Ahora bien, en el 2015 el Perú ha sido elegido por cuarta vez consecutiva el mejor destino culinario de América del Sur en los World Travel Awards, motivo para enorgullecernos. Y las perspectivas alentadoras no son solo cualitativas, pues los números nos favorecen. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el 2015 llegaron al país más de 3,8 millones de turistas, lo que representa un crecimiento superior al 20% con respecto al 2014. Asimismo, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) indica que de enero a agosto de este año hemos recibido a 2,3 millones de viajeros, casi 8% más que durante el mismo período en el 2014. Y si tomamos datos desde el 2002, cuando el flujo de turistas era de 1,06 millones, el resultado es un crecimiento promedio anual de 11,3%. Una situación ciertamente reconfortante, a nivel nacional. De estos niveles de incremento en turismo, habría que preguntarse ¿Cuánto le corresponde a nuestra ciudad?,  ¿cuántos turistas arriban, con su consiguiente gasto e inversión en nuestra región?,  y  por último ¿se puede mejorar estas cifras?

No son pocos los estudios que se realizan sobre este tema, y el propósito de este ensayo no es analizar cada una de las cifras existentes, es proporcionar un panorama global de la viabilidad de convertir a nuestra localidad en un punto receptivo de alta demanda en el ámbito turístico nacional. Para esto nos basamos en datos proporcionados por entidades ligadas al área turística, especialmente el “Plan Estratégico de Desarrollo Turístico Provincial”  elaborado por el Mincetur (Mincetur) . Ahora bien, de los datos antes mencionados a nivel nacional,  la localidad de Cajamarca le corresponde  un promedio (2000-2015) de 85 501 turistas arribados a nuestra región, siendo esto el 3,2 % del total turístico de nuestro país, una cifra poco alentadora si lo comparamos con otra regiones de nuestro país: “el flujo turístico extranjero muestra que en el 2015 arribaron a Machu Picchu 842.000 personas, mientras que al Colca 124.000 y al lago Titicaca 117.000” (Mincetur, 2015, p. 20). En nuestra región  generaron una ganancia estimada en 8 millones de nuevos soles anuales.

En la última década nuestra región ha variado su flujo turístico por motivos que van más allá  de la oferta o creación de alternativas en el ámbito turístico, ya sea arqueológico, gastronómico, vivencial o ecológico; las fluctuaciones, especialmente en la poca captación de turistas, ha tenido una alta influencia en el aspecto social-político que vivió nuestra región en los últimos años, especialmente ligados a manifestaciones y oposiciones por la explotación minera que se realiza en nuestra región.

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