Tarea Creativa sobre “Crónicas de una muerte anunciada”

Tarea Creativa sobre “Crónicas de una muerte anunciada”

Horas, días y meses han pasado desde la muerte de Santiago Nasar y el pueblo parece ni haberlo notado, todo estaba tranquilo, hasta que de repente apareció un hombre extraño deambulando en la ciudad, con solo verlo se podía notar que este trataba de pasar desapercibido, sin embargo, no tardó mucho en ser el tema de conversación principal del pueblo. Debido a su particular vestimenta y el hecho de que nunca mostraba su rostro. Las pocas personas que lo han visto de cerca aseguran que es un hombre alto, mediría aproximadamente un metro ochenta (1.80 m), tiene la piel muy pálida y viste con un atuendo de un vestido color caqui y botas de montar. Todo el pueblo se encontraba confuso y tenían la intriga de descubrir la identidad de tal hombre, pero sin darse cuenta, una persona supo desde el inicio quien era ese hombre tan misterioso. Y esa persona era Plácida Linero, madre de Santiago, de quien se creía que había fallecido. Pero no fue así Santiago Nasar estaba más vivo que nunca, la ira y la sed de venganza recorría todo su ser, ya que a la persona que en realidad mataron los hermanos Vicario fue a Roberto Nasar, hermano menor de Santiago, a simple vista nadie lograría comprender como estos pudieron haber matado a la persona equivocada, acaso querían salvar a Santiago porque este era su amigo? O tal vez fue una simple confusión? En realidad esto es más simple y complejo de lo que parece, debido a que los hermanos Nasar en realidad eran gemelos no había diferencia alguna entre ellos. Era completamente imposible para cualquier persona diferenciarlos, excepto por un mínimo detalle el cual es que Roberto tenía tatuado en el cuello las iniciales N.S.R, sin embargo, debido a su atuendo en ese momento le fue imposible a los hermanos Vicario notar el tatuaje, ya que se encontraba cubierto por una bufanda de lino blanco.

Luego de la noticia de la muerte de Santiago Nasar, este quedó impactado ya que el sabía que seguía con vida, por un momento pensó en celebrarlo porque este creía fielmente en que los hermanos Vicario, Pedro y Pablo, habían encontrado el modo de fingir su muerte sin tener que lastimarlo, ya que estos eran amigos, sin embargo este terminó descubriendo la verdad y resultó ser que los hermanos Vicario habían asesinado a alguien idéntico a Santiago Nasar, por eso todo el pueblo pensó que de verdad este había muerto. Pero solo había una persona que podía suplantar de una forma tan perfecta a Santiago, y ese era Roberto Nasar, su hermano menor. Luego de descubrir la trágica verdad Santiago puso en marcha su venganza, tomó todas sus armas, una 357 Magnum, cuyas balas blindadas, según él decía, podían partir un caballo por la cintura, un rifle 300 Holland Magnum, un 22 Hornet con mira telescópica de dos poderes, y una Winchester de repetición. Lo planeó todo a la perfección, sin embargo, no contó con un detalle y es que la familia Vicario ya no se encontraba junta, se habían dispersado. Porque sí, estos habían notado su error, luego de haber matado a la persona equivocada, intuyendo que Santiago, volvería para vengarse y también porque en efecto, Santiago no solo iba a por los asesinos de su hermano, los hermanos Vicario, el iba a por ellos, sus padres y toda su descendencia. Pero el solo estaría satisfecho cuando acabe con la causante de todo esto, Angela Vicario.

Durante meses estuvo investigando el paradero de todos los integrantes de la familia Vicario, los primeros que encontró fue a los hermanos Vicario, quienes luego de haber sido encarcelados tras ser reconocidos como los culpables del supuesto asesinato de Santiago, habían logrado fugarse atreves de un túnel subterráneo, el cual hicieron utilizando las cucharas que los guardias les brindaban para la comida y las esposas lograron quitárselas usando un ingrediente muy particular, caldo de pollo, el cual gracias a la sal que contenía les fue más que suficiente a los hermanos Vicario para oxidar la cadena que unía sus esposas, luego de esto lo último que les quedó fue cruzar el túnel y listo. Una huida perfecta, nadie sabía de su paradero. A los oficiales les fue imposible encontrar el túnel, pero no para Santiago Nasar, el cual descubrió su paradero, que era una granja en un vasto campo desierto de personas, a las orillas de Manaure, Colombia.

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