Teoria de la lengua
Enviado por Cafe el que te conté • 29 de Septiembre de 2018 • Ensayo • 1.041 Palabras (5 Páginas) • 110 Visitas
Historia de la lengua española
Los autores griegos y romanos nos dan breves noticias de los pueblos primitivos de España con quien llegaron a tener trato los iberos, ligures y celtas. Estos primitivos habitantes de España formaban parte de un conjunto de pueblos extendidos por las tierras continentales e instrumentales del Mediterráneo cuyos antecesores precedieron en varios milenios a los indoeuropeos que invadieron las tierras septentrionales de la cuenca mediterránea. Sus lenguas desconocidas son de interés para dos grandes lenguas indoeuropeas de cultura que a ellas se superpusieron el latín y el griego porque influyeron en la de los arios invasores. La multitud de los pueblos que habitaban alrededor del Mediterráneo tuvo una primigenia unidad de lengua, como los indoeuropeos tuvieron la suya; unidad debida al origen racial común y que, a pesar de la ulterior diversificación histórica de los múltiples pueblos, dejo rastros abundantes en los nombres lugar iguales que hallamos esparcidos por todas las tierras del mar interno, desde el Asia
menor hasta España.
Probablemente dos voces mediterráneas *a s t ‘peña’ (vasco aitz) y * u r a ‘agua’ (vasco uri) dan el nombre de A u s t u r a. L a expansión, a partir del Eneolítico, la arqueología descubre una colonización, ya desde el periodo eneolítico de gentes del noreste de España en Irlanda y Tácito notaba en Irlanda la tribu de los s i l l u r e s (al sureste de gales), que parecían iberos por su color atezado y su pelo rizoso.
El segundo derrotero de, el de los iberos de levante, está también señalado por la arqueología por la arqueología que para el mismo periodo eneolítico halla objetos de tipo almeriense como, el vaso campaniforme, propagados a Cerdeña, Sicilia e Italia. Los textos históricos apuntan esa relación: Pausanias y Silono refieren que nórace, N o r a x, príncipe tartesio, al frente de una colonia de iberos fundo la primera ciudad de Cerdeña llamada “Nora”, parece sr voz mediterránea que debido de significar “cavidad en la roca, caverna”. Hubo también colonización ibérica en Córcega. Seneca que estuvo desterrado de esa isla ocho años y conocía las lenguas de España, habla de una emigración de los hispanos allá, después de la de los ligures y observa semejanzas de los corsos con los cántabros en el vocabulario, lo mismo que en el tocado y el calzado.
De la colonización ibérica en el occidente de Sicilia hay también varios restos toponímicos. Túcides Helánico y Filisto aseguran que los sicanos del occidente de Sicilia no eran autóctonos, como ellos se decían, sino que eran iberos ribereños emigrados allá.
Los fenicios cuando establecieron la talasocracia en Mediterráneo entre los siglos lx y vlll a.C., establecieron varias factorías en las costas tartesias, empezando por Cádiz que en lengua púnica significaba “seto vallado” y otras de nombre indescifrable. En este comercio con tartesio surge como competidor de los fenicios, otro pueblo de la parte oriental de los griegos. Pero a la decadencia de fenicia sucede inmediatamente el florecimiento de la colonia púnica Cartago (fundada en 814). Los griegos después de la derrota de Alalia, tuvieron como esfera de influencia solo la costa de Levante, donde hacía ya 500a.C., ya fundado. La desaparición de Tartesio no significo el fin del poderío ibérico. Los iberos formaron con los tartesos el pueblo más progresado de España y Galia, el único que conocía la escritura, era el único que acuñaba monedas, producía cerámica muy perfecta, relieves y esculturas que alcanzaban el valor artístico de la dama de Elche. La superior cultura del pueblo ibero lo convirtió en el pueblo predominante entre los demás afines de la península. Los iberos ya asentados en Cataluña, pasan los pirineos y llegan hasta la región del Ródano. Los iberos extienden su influencia por el occidente de Francia entre Garona y los pirineos, iberizan el país que habitaban los descendientes del pueblo eneolítico de cultura franco-cántabra análogo de los vascones, resulta así el pueblo aquitano. Esta primitiva expansión ibérica va seguida de cierta tendencia de la unificación lingüística de la península. Puesto a que los pueblos pirenaico-cantábricos, según la arqueología, no tuvieron expiación fuera de sus tierras, y si la tuvieron muy grande los iberos, es claro que ellos, y no los iberos fueron los influidos. El pueblo vasco al quedar asociado a la civilización superior primaria ibérica satisfizo las necesidades de su vida estacionaria y permaneciendo ajeno a las otras dos unificaciones más perfectas el latín y el castellano quedo como inestable tesoro de tradición prehistórica. Los celtas habían logrado una extraordinaria expansión. Desde sus primitivas sedes en la cuenca del Rin, del alto Danubio y Bohemia, se habían extendido por la Galia, habían invadido las islas británicas y comenzaban a penetrar por el norte de Italia, su lengua tenía dos variedades muy señalas después de haber perdido la p indoeuropea se creó una nueva, en los siglos lv y lll cuando los celtas se extienden más por Europa y, cuando incendian Roma, en España perdieron su capacidad expansiva y el predominio, ante la superioridad de los iberos. La formación de el gran condado de castilla vimos que responde a condiciones históricas particulares sobre su territorio se entre cruzan dos fuerzas étnicas indóciles y rebeldes a la acción estatal de Roma o de Toledo. Al este los ibero-vascos conservaban el último reducto aun no penetrado por la lengua romana. Francia del norte y castilla producen también una literatura más evolutiva y fecunda que de las comarcas hermanas y más especialmente, ambas dan origen a una epopeya nacional, es decir una literatura política propia de un pueblo emprendedor, guerrero. El romance se habla en el reino astur-leones al occidente y del reino navarro-aragonés-. La solución del grupo latino CT yt, progresa en castilla hasta palatalizar la t, llegando a la palatal sorda que hoy escribimos ch, en la sintaxis el rasgo más saliente del castellano es el usar el pronombre dativo le en vez del acusativo lo cuando se trata de personas. Se extiende así al pronombre de la distinción que en régimen directo se procura entre lo animado y lo inanimado mediante la preposición a. En los casos anteriores el castellano llega a una forma lingüística más apartada del latín, más avanzada que el leonés y el navarro-aragonés.
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