Terror En El Teatro
Enviado por sergio_bonilla • 26 de Noviembre de 2012 • 1.077 Palabras (5 Páginas) • 458 Visitas
Terror en el teatro
Una tormenta avanzó por el cielo nocturno ni bien terminó la obra. El público se retiró del viejo teatro, y quedaron en él solamente los artistas, sus allegados y algún que otro invitado; iban a celebrar el éxito de la obra teatral.
Germán estaba allí porque su novia era parte del elenco. La pequeña celebración transcurría en un salón cuyas paredes estaban cubiertas de fotografías viejas del local, afiches y carteles ya antiguos, y algunos retratos de actores, de elencos enteros, de escenarios…
Germán, sosteniendo una copa de vino, intentaba encajar en un pequeño grupo que conversaba formando un círculo. No entendía casi nada de lo que hablaban, pero si los otros reían él también lo hacía, o ante la mirada de su novia asentía con la cabeza como si entendiera.
- A veces el arte está en mi cabeza - comentaba uno de los presentes mientras miraba con intensidad a los otros y hacía ademanes exagerados -. Otras veces está fuera de mí, como un ente, flota, se aleja, vuelve meciéndose, es etérea.
Germán lo escuchaba mientras pensaba que el tipo estaba medio loco, que le faltaba un tornillo; pero como su novia lo vigilaba seguía fingiendo interés.
Otros artistas tenían una actitud más extravagante aún, y disfrazados con los atuendos y las grotescas máscaras que habían usado en la obra, recorrían el salón bailando y lanzando gritos.
La lluvia arreciaba sobre el teatro, iluminándolo brevemente con la luz de los rayos. En medio de toda esa energía desatada, inmediatamente después de sonar un rayo que cayó cerca, se cortó la electricidad, dejando a oscuras a los que estaban en la fiesta.
El pequeño grupo de Germán se disolvió. Las siluetas se movían lentamente con los brazos extendidos. Algunas voces pedían calma, asegurando que la electricidad iba a volver en cualquier momento. Varios prendieron sus encendedores, aportando algo de claridad, y algunos relámpagos entraban por los ventanales.
Germán buscó a su novia diciendo su nombre, y al escuchar “Aquí estoy”, giró hacia la voz, aunque la notó un poco extraña. No era ella; el dueño de la voz fingida tenía los cabellos erizados, la cara blanca y una sonrisa de oreja a oreja.
Germán tomó distancia dando un paso hacia atrás, y el otro avanzó hacia él, y cuando Germán retrocedió más, comenzó a seguirlo.
¡Cómo puedo ser tan asustadizo! - pensó Germán -. Es un actor con máscara.
Entonces fue a enfrentar al bromista, pero de un instante para el otro dejó de verlo, se perdió en la oscuridad. Unos minutos después volvió la luz. Su novia estaba a unos metros de él. Con la claridad buscó casi frenéticamente al bromista, no sabía qué iba a hacer, pero aquello no iba a quedar así; le habían dado un buen susto. Ninguno de los enmascarados se parecía a lo que había visto. Finalmente lo encontró, pero para su asombro, aquella cara monstruosa estaba dibujada en un viejo cartel donde se anunciaba una película de terror.
En un video
Luciano ingresó al mercado y enseguida vio, detrás de uno de un mostrador, a Fabricio, un amigo.
Al notar su presencia Fabricio sonrió y fue a su encuentro.
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