Trabajo Consumismo Y Nuevos Pobres
Enviado por katik2014 • 1 de Junio de 2014 • 1.492 Palabras (6 Páginas) • 598 Visitas
TRABAJO, CONSUMISMO Y NUEVOS POBRES
Generalmente cuando se habla de trabajo en la cotidianidad, son pocos los que se preguntan acerca de su razón de ser. Pues es justamente alrededor de ese interrogante donde la ética del trabajo toma un papel fundamental, imponiéndole orden y sentido lógico a una sociedad. En el texto se habla un poco acerca de la transformación que esta ética ha venido presentando a lo largo del tiempo y su repercusión en la vida del ser humano como individuo; todo partiendo desde un poco antes de la era industrial, tal cual y como no lo plantea el autor Zygmaunt Bauman.
En un principio, la ética del trabajo hacía referencia a los siguientes postulados: El primero, “Si una persona quiere conseguir lo necesario para vivir y ser feliz, hay que hacer algo que los demás puedan considerar valioso y digno de ser pagado”. El segundo, “Resulta malo moralmente conformarse con lo que ya se tiene, pues el dejar de esforzarse va en contra de la naturaleza de la vida.”
No obstante a estos principios, una vez se entró en la industrialización, hubo una gran masa que se reusó a trabajar en las fábricas, ya que no se le encontraba un sentido claro a la labor que ejercía un obrero, y tampoco asimilaban la idea de ver reprimida su libertad a las órdenes de un capataz. Más adelante, en debates públicos, se vio la necesidad de redefinir la ética del trabajo al mediocre principio de esforzarse lo necesario para poder satisfacer sus necesidades básicas. Con este análisis se aterrizaría la visión ambiciosa de los nuevos empleados a una más conformista; apta para habituarlos más fácilmente a obedecer las órdenes que les serían exigidas.
De igual forma, para no dejar muchas alternativas, proponían que debía trabajarse en cualquier trabajo, bajo cualquier condición, pues esa sería la única forma decente y moralmente aceptable de ganarse el derecho a la vida. Para controlarse todo tipo de negligencia o negación al trabajo, crearon establecimientos como asilos para pobres, donde albergarían a todos aquellos desempleados en condiciones de miseria, pero a los cuales se les daría un trato lo suficientemente severo como para ponerles en duda si continuar esa vida o someterse al duro trabajo de un obrero.
Vale la pena mencionar también, que la justificación de esta nueva era industrial que se atravesaba, correspondía a la búsqueda del progreso del ser humano, que para entonces significaba su dominio y conquista sobre la naturaleza. Descartes, por ejemplo, comparaba el progreso de la razón con una serie de batallas victoriosas libradas contra la naturaleza.
Fue así, como consecuencia de todo lo anterior, que a los artesanos se les fue dejando a un lado, mientras se consideraba ahora a los inventores, los auténticos portadores del progreso.
Esta visión del trabajo ahora trajo consigo grandes repercusiones a nivel individual, social y en el mismo sistema de producción de bienes.
A nivel individual, hasta el momento se afirmaba que todo trabajo dejaba una recompensa, un salario. Ahora, haciendo referencia al tipo de trabajo del que gozaba el empleado, se podría definir prácticamente casi todos los aspectos que regían su vida: desde su proyecto de vida, sus círculos sociales, su forma de comportarse, su manera de vivir.
Socialmente, sería cuestión de tiempo para que todas las ideologías y comportamientos implantados a los trabajadores, fueran transmitidas a sus familias, todo buscando funcionar bajo las normas y el orden que imponía el nuevo mundo.
Finalmente, a nivel de producción de bienes, se tenía conocimiento de que la riqueza obtenida en un trabajo era proporcional al volumen de producción generada por la industria, lo que también sería proporcional al número de empleados o mano de obra requerida.
Si a esto último se le suma, el trabajo manejado en Norteamérica, (que a diferencia de la Europea, dejaba en claro a los obreros que el trabajo sólo sería un medio por el cual podrían obtener beneficios, más no sería un beneficio en sí mismo), daría como resultado el paso a una nueva era, una era en la que ya no se lucharía por la autonomía y la libertad, ahora sería la lucha por la obtención de grandes porciones de riqueza. Así se da paso a la era del consumo.
El último acontecimiento que reafirmaría esta transición a la filosofía del consumo, sería el rapido desarrollo tecnológico, que aumentaría de forma desproporcionada los niveles de producción, en comparación al número de empleados requeridos.
Una vez entonces inicia esta
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