Trabajo Experticia
Enviado por carlasanchez856 • 29 de Agosto de 2014 • 1.059 Palabras (5 Páginas) • 238 Visitas
Resulta necesario comenzar haciendo mención que la encíclica, rerum novarum (latín: De las cosas nuevas» o «De los cambios políticos») es la primera encíclica social de la Iglesia católica, la cual fue promulgada por el papa León XIII el viernes 15 de mayo de 1891 y constituye una carta abierta dirigida a todos los obispos y catedráticos, que versaba sobre las condiciones de las clases trabajadoras.
A finales del siglo XIX, los obreros tenían que aguantar jornadas de 18 horas de trabajo intenso, salarios de hambre y miseria y unas condiciones inhumanas de vivienda. También era común la explotación a niños y mujeres en las fábricas. Esta situación tenía que cambiar. Comenzaron las revueltas obreras y las huelgas. La Iglesia se puso de parte del trabajador con la “Rerum Novarum”, por lo que ante tal situación, la Iglesia no podía hacer oídos sordos ante unos derechos humanos que estaban siendo pisoteados.
Aun cuando se ha debatido sobre sus posiciones o declaraciones particulares, es claro que este trabajo fue notable como resumen de muchos asuntos planteados por la revolución industrial, por el creciente problema obrero y las sociedades democráticas moderna, es decir con esta encíclica la Iglesia pretendió, entre otras cosas, paralizar la descristianización de las masas trabajadoras, en un período en el cual la credibilidad de la Iglesia se veía disminuida debido a que los sectores populares de la cristiandad e incluso del clero, se inclinaban por las ideas revolucionarias o que las soluciones vendrían de las acciones conjuntas de la Iglesia, del estado, el patrón y los trabajadores.
Si algo está claro en la Encíclica Rerum Novarum es que la remuneración que el trabajador reciba tiene que ser suficiente para mantener una vida de razonable confort. Si la necesidad o el miedo le hacen aceptar malas condiciones, entonces es víctima de una injusticia. Sin embargo, toda sociedad bien constituida ha de poder procurar una suficiente abundancia de bienes materiales y externos cuyo uso es necesario para el ejercicio de la virtud y en uso de los deberes fundamentales del Estado, todo ello con el fin de marcar la regulación de las mismas en atención a los principios fundamentales de protección de los trabajadores y el respeto de sus derechos y garantías.
En cuanto a la encíclica conocida como Laborem exercens (latín: Trabajo laboral) es la tercera encíclica de Juan Pablo II, la cual fue publicada el 14 de septiembre de 1981 en el 90º aniversario de la encíclica Rerum novarum, la cual la dirige a los obispos, sacerdotes, familias religiosas, fieles católicos y a todos los hombres de buena voluntad, tratando la concepción del hombre y del trabajo a 90 años de la encíclica Rerum novarum. En este sentido, la encíclica va más al fondo, llega al corazón del concepto mismo del trabajo humano.
Se puede destacar que la encíclica Laborem Exercens tiene una visión histórica y global de la civilización occidental que se ha preocupado sobre todo de desarrollar el lado objetivo del trabajo para someter a la naturaleza y liberar al hombre de condiciones de vida de gran pobreza y miseria. Ha logrado de modo extraordinario acrecentar el control del hombre sobre la naturaleza. Sin embargo, el lado subjetivo del trabajo ha sido casi totalmente descuidado.
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