Una Pincelada Acerca De La Lectura

UNA PINCELADA ACERCA DE LA LECTURA

Por: Juan Gabriel Pérez Rodríguez

La enseñanza de la lectura se ejerce desde la educación primaria, lugar donde se instruye las primeras etapas de adquisición de la lectura, entre el primer grado y el segundo año el niño adopta la escritura y la lectura, y en los consecuentes años hasta su vejez la practica para apropiarse de los conocimientos heredados por la sociedad.

Desde la instrucción primaria, secundaria y preparatoria el alumno practica la lectura para adquirir conocimiento, que según el Sistema Educativo Nacional considera necesario para preparar al individuo para su llegada a la Universidad. El número de años en la práctica de la lectura por parte de los colegiales es aproximadamente de 12 años en vísperas de su ingreso a la facultad.

Los estudiantes una vez inmersos en la dinámica de la Universidad no encuentran diferencia en cuanto al uso de la lectura en sus pasadas etapas de formación, lo que sin duda, para ellos al sentir esa igualdad siguen con sus mismas experiencias y, de la misma forma, observan los fenómenos de la reprobación, deserción, bajo aprovechamiento académico e idénticos métodos de enseñanza- aprendizaje.

Este es el reflejo de un Sistema Educativo Nacional al no alcanzar superar desde su nacimiento (1930) hasta la actualidad (2010) la mejor manera de enseñar a leer o mejor dicho de obtener el hábito de la lectura, porque según la UNESCO, la población de México, únicamente el 2 por ciento tiene el hábito de la lectura en comparación con Japón que posee el primer lugar mundial con el 91 por ciento de su población con tal hábito, en segundo Alemania con 67 por ciento y enseguida los Estados Unidos de América con el 65 por ciento de su población posee el hábito de la lectura. Estas cifras dan la referencia del por qué somos un país tercermundista, porque si analizamos los países mencionados son naciones altamente desarrolladas y, sin lugar a dudas, por su hábito de lectura.

Nuestro Sistema Educativo Nacional ha implementado varios programas para adquirir tal hábito y parece que han sido un fracaso. Desde nuestra perspectiva se debe a la cultura del mexicano tiende a no esforzarse en todas las actividades cotidianas que realiza y eso se atribuye al léxico de complacencia que impera para no echar el resto de sus energías a sus labores.

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