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Veinticuatro Horas En La Vida De Una Mujer


Enviado por   •  4 de Abril de 2013  •  2.208 Palabras (9 Páginas)  •  415 Visitas

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Veinticuatro horas en la vida de una mujer

Stefan Zweig.

¿Cuánto puedo llegar a perturbar la razón todo por el efecto de la pasión ¿

La pasión es uno de los sentimientos más intensos arraigado con el amor, donde las personas pueden llegar a dejarlo todo por él, al tomarlos por completo, engloba el entusiasmo o deseo por algo.

Ya que este sentimiento provoca que no podemos huir ni de nosotros mismos, hace que divaguemos con él a diario para nunca olvidarlo.

Todo comienza en la en la Pensión burguesa de la Rivera con el escándalo de madame Henriette, que abandono a su esposo e hijas. ¿Por qué? Porque estaba enamorada de un francés llamado Adonis el cual mantenía en secreto su relación amorosa con él, que sospechosamente llego a la pensión a hospedarse, ella convivio muy bien con el joven francés, guapo y muy sociable. Pero repentinamente el francés tuvo que irse de inmediato ya que yo fui a dejar una carta a la estación y él estaba ahí esperando su tren, el cual me dijo que lo sentía tenía unos pendientes pero regresaba en unos días.

En la cena se extrañó demasiado pero fue ahí donde madame Henriette desapareció muy sospechosamente.

Fue ahí donde comenzó este gran escándalo entre los huéspedes, una pareja alemana fue la que comenzó a juzgarla “…no había duda que madame Henriette hacía tiempo que sostenía relaciones secretas con el joven, el cual había venido solo para ultimar los detalles de la huida”.

De pronto se acerca una señora de edad ya grande Mrs C, ya la había visto en la hora de la cena, era muy seria de piel muy blanca y unos profundos ojos color gris.

Me dice que cual era el problema y el por qué estaba tan alterado, al explicarle el suceso ella queda seria y con una mirada perdida, comenzamos a dialogar sobre el problema ocurrido y me dice Mrs C. que si quería entender por qué ella logro abandonarlo todo, que la buscara en la noche en su habitación.

Y así fue, fui a buscarla y ella algo alterada me hizo pasar, me dijo que me confesaría todo con una fuerte sinceridad, era el primero que le contaría todo lo necesario para comprender esa situación ocurrida esta mañana.

Su comienzo lo comprende al enterarse que queda viuda a los cuarenta años, tanto sus hijos como ella llegaron a deprimirse, pero más Mrs C. ya que para ella su esposo era su motor de vida, su sonrisa de cada día.

“Mi vida, en realidad, desde aquel momento me pareció absolutamente insensata e inútil. El hombre con el cual durante veintitrés años compartiera todos los instantes y todos los pensamientos, había desaparecido…”

Pasaron dos años cuando Mrs C. va a Montecarlo a visitar a unos familiares, pero le entra la curiosidad de ir a un casino, su difunto esposo le había enseñado como jugar. Llevo incontable tiempo observando a un joven jugando, tenía fija su mirada en el movimiento de sus manos, logro notar como su forma de desesperación y sin esperanza al verlo todo perdido lo proyectaba en el movimiento de sus manos al pasarse una ficha de un lado a otro.

Inesperadamente el joven guapo de actitud decidida se levanta de su mensa del juego y se va, en el preciso momento yo me di cuenta que no estaba bien, tenía una facción de su cara muy estresada, presentí que algo no andaba bien. Él no iba para el bar, ni su hotel. Tampoco iba con alguna mujer, no él se dirigía hacia el abismo.

Era de saberse que este hombre carecía de dinero, reservas y cualquier material con valor que puedas imaginar.

En eso Mrs C. se detuvo y ordeno sus ideas y me miraba fijamente. Aquel joven con bellos ojos se dio cuenta que lo estaba siguiendo y me pregunta que ¿Qué se le ofrece? Yo solo le respondí que si le pasaba algo, si lo podía ayudar, pero el sentado recargando sus brazos sobre su cabeza, que si alguien lo mirara pensarían que está muriendo lentamente que es solo un cuerpo sin vida.

Comenzaron a caer unas grandes gotas de lluvia con un tosco viento, al verlo me entro un sentimiento que no podría describir, lo tome del brazo inerte muy penosamente levantado, le dije que me acompañara que lo iba ayudar y nos refugiamos en un reducido lugar juntos los dos, frente a frente.

Forzosamente me siguió y le dije que iba a ayudarlo, que se hospedara en un hotel y al día siguiente en la mañana lo vería para platicar lo sucedido.

Avergonzado me dijo que ¡NO!.. No podría como una persona sin apetitos de vida, ni expectativas para seguir, metas que cumplir, iba ser auxiliado, después de no valorar su vida ¿Cómo?

Tome estos cien francos, le dije él rente una habitación nos vemos mañana en Niza, sé que lo áh perdido todo lo vi en la mesa del casino. Yo insistí la verdad no quisiera que un alma tan joven llegara arrebatarla en tan solo un momento, así que él me dijo que, aceptaría si tan solo dejara que recuperara lo gastado en él, y que lo acompañara hasta su habitación. Tome su dinero, iba algo tomado y en el preciso momento en que lo deje en su habitación nos miramos fijamente, fue algo inevitable, nunca tuve la intensión de que sucediera pero nos besamos apasionadamente, fue un efecto el cual llevaba dos años que no volvía a recordarla, se había quedado guardada en mi esa pasión la cual estaba escondida por tanto tiempo.

“…dominan y borran las arrugas que se forman en torno a la boca; modera su sobreexcitación apretando constantemente los dientes…”

Cuando desperté me di cuenta que no estaba en mi habitación, me encontraba semidesnuda, y a mi lado estaba un hombre sin ropa, con su cabellera en su rostro, nunca había mirado unos labios tan carnosos, que me incitaban a besarlos, no había reaccionado mi realidad, cuando la comprendí me sentí avergonzada de mi misma saber que me fallé, le falle a mis hijos a mi esposo, como pude haber hecho tal barbaridad, pero a mi criterio dejo que fue tan solo por una acción solidaridad, salvar una vida, rescatarla de aquel abismo.

Quería irme no volver nunca, nunca volver a verlo a él en mi vida, pero aquel joven abrió los esos brillantes ojos y me vio. Me quede impactada no supe que decir no que no quería es que se diera cuenta que no volvería jamás que lo iba abandonar en aquel hotelucho mal oliente.

(Pausa)… Entienda que quiero ser sincera yo jure que le contaría al pie de la letra esta

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