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Venganza De La Vaca-libro Completo


Enviado por   •  13 de Agosto de 2013  •  24.363 Palabras (98 Páginas)  •  11.169 Visitas

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La venganza de la vaca, Sergio Aguirre

The Times, Octubre 9, de 1994 I

TRAGEDIA EN SOTHERSBY FARM

Un hecho insólito y desgraciado conmocionó .Sothersby Farm durante la mañana del día de ayer.

Según el testimonio de unos empleados de la granja que estaban presentes y se vieron sorprendidos por

el suceso, una vaca acorraló a un niño de once años que en esos momentos se encontraba dentro del establo.

El niño fue embestido repetidas veces por el animal hasta quedar sin vida. No pudieron ser determinadas las razones que llevaron al animal a semejante conducta. Especialistas indican que una vaca solamente puede reaccionar de esa manera si se ve agredida, situación que no es la que aparentemente tuvo lugar en ese momento. El estupor y la indignación ganó a los lugareños de esa pequeña localidad del condado de Sussex. El animal fue sacrificado.

Le pareció que recién acababa de dormirse cuando ese ruido la despertó. Debió haber sido fuerte, porque ella tenía el sueño pesado. Se incorporó apoyándose en un brazo y esperó. No se escuchaba nada. Pensó que podía ser el viento, nuevamente, y corno se había acostado asustada... la despertó.

La oscuridad era absoluta. Se acomodó para seguir durmiendo cuando sintió ese olor. Un horrible ... olor a... ¿qué? .. Quiso encender el velador. A tientas buscó la perilla pero no podía encontrarla, hasta que en uno de los movimientos de la mano la tocó. No se encendió.

Decidió sentarse en la cama. Ahora podía sentir más nítidamente el olor. Era olor a excremento,

a excremento de animal...

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Temblando trató de llegar hasta la puerta. Estaba abierta. (En ese momento no recordó que para desvestirse la había cerrado ...) Salió al pasillo, el olor era más fuerte y quiso llamar a alguien, pero sólo le salió un balbuceo. Comenzó a caminar como una ciega con los brazos extendidos tocando las paredes. Quería encontrar alguna de las puertas de las otras habitaciones, cuando sintió bajo sus pies algo húmedo y pastoso. En ese momento comenzó a gritar. Tambaleándose y en puntas de pie quiso correr pero no dio más de tres pasos y tropezó con eso. Cayó de bruces y en su pierna izquierda sintió los pelos.

Con un grito ahogado trató de levantarse, pero no pudo. Sentía que las piernas no le respondían. Comenzó a arrastrarse hasta que logró hacer pie. En ese momento se encendió una luz y la pudo ver: la cabeza enorme, con los ojos cerrados, en la mitad del pasillo. Empezó a retroceder y dar alaridos sin dejar de mirar ese espantoso bulto que dejaba ver la lengua a un costado.

Con las manos en la cabeza, mientras retrocedía de espaldas a la escalera, tampoco pudo tocar el pasamanos, hasta que se sintió en el aire. Lo último que vio fue el techo y sus brazos haciendo movimientos desesperados para agarrarse de algo, mientras que sentía que comenzaba a caer...

Capítulo uno

(Marcela)

Nunca me gustaron los velorios. Empezando por el olor. Cuando era chica creía que era el olor de los muertos, y en realidad son las flores. Parece que así, todas juntas, en coronas, dan ese aroma tan horrible de los velorios. Leticia me avisó que la mamá de Rafael había muerto. No sabía nada, quiero decir, que estaba enferma. Pobre Rafael...

Me vestí tratando de no usar un color fuerte. Estoy un poco nerviosa. No sé por qué, a lo mejor porque es la primera vez que se trata de alguien que yo conocía, quiero decir, alguien con quien estuve, hablé, y además es la madre de un amigo mío yeso es la otra cosa: qué decirle a Rafael. Sé que nadie va a estar atento a lo que yo le diga pero no quiero pasar un papelón. Es estúpido pero es así. Le pregunté a mamá qué se dice en esos momentos y me miró como extrañada con la pregunta: “Nada, qué le vas a decir. Vas para acompañarlo en ese momento”. Me dio vergüenza haberle preguntado. La verdad es que con dieciocho años se supone que ya sé qué decirle a un amigo en el velorio de la madre.

Van a estar todos. Creo que me da un poco de miedo volver a encontrarlos. No sé por qué. O sí sé y es porque siempre tuve la sensación de que ese grupito era muy cerrado. Las veces que estoy con ellos no dejo de sentirme como sapo de otro pozo, y hasta me extraña que Leticia me haya avisado del velorio.

A lo mejor son cosas mías y me quieren más de lo que pienso, qué se yo, no sería la primera vez que no me doy cuenta de algunas cosas, como cuando Raúl me dijo que estaba enamorado de mí desde el tercer año y yo ni enterada.

Eran cosas mías, nomás. Y estaban todos; Rafael, por supuesto, Leticia, Carlos, Manuel, y Cristina y me

trataron como una de ellos. Como no conocíamos a nadie nos fuimos a otra salita, menos Rafael, pobre, que por ahí venía, creo que para que Cristina lo abrazara y se volvía a ir cuando llegaba algún pariente. No hablamos del colegio yeso me gustó. La verdad es que yo no tengo mucha nostalgia, es más, estoy feliz de haber terminado la secundaria y no tener que verle la cara a vanos ...

(Leticia)

Nos cayó como un balde de agua fría, pobre Rafael. La última vez que lo vi. me dijo que la madre estaba

un poco decaída pero en ningún momento me dio a entender que fuera grave, o a lo mejor él no lo sabía, pobrecito. Debe ser horrible. Cuando Cristina me llamó por teléfono me largué a llorar como una loca, no sé, empecé a temblar y se me llenaron los ojos de lágrimas y papá a mi lado preguntándome qué había pasado y yo que no podía hablar, pensaba en Rafael, en su mamá, pero lloraba porque en ese momento me acordé de lo otro, el año pasado.

La muerte es horrible. Me duele y me da bronca. Creo que por eso mi primer impulso fue llamar a Marcela.

Decirle.

Le avisé y le pedí que fuera al velorio.

(Carlos)

Rafael estaba muy mal. Nunca lo había visto así y eso me impresionó un poco, quiero decir, hay personas que uno no puede imaginar llorando, o desesperados y cuando los ve, no sé, es como si fueran otros. Me dio tanta tristeza que en un momento sentía que si lo seguía mirando me largaba a llorar yo también; no era por la mamá, sino de verlo a Rafael. Estábamos todos, fue un poco revivir lo del año pasado. Pero ahora también estaba Marcela. Supuse que Leticia le había avisado, como quedamos. Cristina pareció adivinar mi pensamiento porque en un momento se me acercó y me dijo que teníamos que juntamos, que ya era tiempo y que disponía de la casa del abuelo en Las Vertientes. Sólo había que planificado.

(Manuel)

Ni bien

...

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