Análisis del Libro La Soledad de Los Números Primos de Paolo Giordano
Enviado por Fercho Cedillo • 5 de Mayo de 2019 • Ensayo • 886 Palabras (4 Páginas) • 179 Visitas
Números primos.
La complejidad de las emociones humanas y de las interacciones sociales hacen difícil la descripción concreta de una razón a nuestro actuar. El “por qué” de las decisiones tomadas es, hasta cierto punto, incierto y difuso aún tratemos de mantener un actuar rectilíneo. El misterio que para nosotros existe detrás de la mente ajena nos confronta con dos cuestiones: ¿Qué tan solos o acompañados estamos a lo largo de nuestra vida? ¿Cómo dejar de sentirnos miserables al encontrarnos solos?
En su ópera prima “La soledad de los números primos”, Paolo Giordano aterriza estas cuestiones indirectamente tras una premisa comparativa de la condición evolutiva del ser humano a partir de experiencias de la niñez, con teoría numérica de los números primos. Para los personajes principales de esta obra, Mattia y Alice, existieron eventos que formaron fuertemente sus personalidades. Alice sufrió una lesión tras querer esconder un accidente que tuvo en torno a sus necesidades básicas, y Mattia, tomó una decisión que le marcaría de por vida en su afán por sentirse como un niño “normal” (cosa que no conseguía al tener que lidiar en público con la forma de actuar de su hermana con discapacidad intelectual) al abandonar a su hermana en un parque. Ambos personajes cambiaron a partir de estos sucesos, desarrollando desórdenes autodestructivos: la anorexia y el cutting, los cuales tienen relación con los hitos de su niñez. Tanto Mattia como Alice crecieron como seres poco sociables, más aislados y en gran medida introspectivos y reservados. Ambos se sentían inconformes pero resignados con sus vidas.
Cuando nos sentimos solos, es inevitable divagar en razones que justifiquen nuestra entonces mísera intranquilidad. La vida parece no encajar con nada naturalmente, y nos sentimos fuera de lugar; como los pensamientos de Mattia nos dejan claro. Ese sentimiento puede ser aterrizado al considerarnos la personificación de un número primo, ya que estos son únicos y parecen no tener orden específico de existencia. Estos son, como en ocasiones nos sentimos nosotros, incompatibles con cualquier otro número además de ellos mismos y la unidad. Lo anterior es desalentador si interpretamos esa característica como una condena a la soledad perpetua en la cual no somos entendidos por nadie más y por tanto, nos sentimos intranquilos con cualquier otra persona; y es igualmente alentadora si asumimos que en algún punto, encontraremos a otro número primo con quien compartiremos una situación de existencia común y por tanto un lazo irrompible.
Para Alice, Mattia era ese otro “alguien”, y para Mattia lo mismo ocurría con Alice. Ninguno pudo evitar buscar al otro, aunque de manera más pasiva e impersonal con comparado con las personas “promedio”. La necesidad de congregarse no nacía primordialmente de la atracción, aunque con el tiempo esta se intensificó entre ambos, sino por compartir esa parte de su existencia que para ellos era propia antes de conocerse; lo que tenían en común era algo que nadie más compartiría: la soledad. De manera análoga ocurre a lo largo de nuestra vida, aquellas personas más cercanas a nosotros son las que viven una condición común con nosotros, y entre más significativa o intensa sea, más afianzado está el lazo que nos une con ellas.
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