Analisis Del Libro Laberinto De La Soledad
Enviado por bonillosa • 11 de Agosto de 2011 • 2.628 Palabras (11 Páginas) • 1.800 Visitas
FILIACIÓN INTELECTUAL DE EL LABERINTO DE LA SOLEDAD
Al analizar la mayoría de los libros en donde Octavio Paz ejerce la crítica de la cultura o la sociedad se encuentra uno con dos situaciones. Primero, el poeta ha elegido el ensayo para expresarse con una relativa libertad. Y segundo, no sigue ni establece una teoría determinada al deambular por distintos ámbitos de conocimiento. Esto provoca que a veces sea difícil percibir los enlaces entre distintas disciplinas pues él se mueve de continuo sin indicárselo claramente al lector.
Paz ciertamente sigue algunas sendas teóricas. En sus análisis de la cultura y la sociedad tiene presentes a una multitud de autores y corrientes que no registra explícitamente o que menciona de pasada. De todos ellos toma elementos para realizar su labor crítica y teórica. En este sentido, “la palabra “teórica” no implica que se caracterice a priori su obra como una discusión abstracta, filosófica o científica”.[1] Más bien observa aspectos de la cultura o de la sociedad y a partir de ahí empieza a generar las ideas para situar su pensamiento. Sus marcos de referencia, pues, son más bien una necesidad impuesta por los datos empíricos que va recogiendo y que necesitan una explicación razonada.
En la entrevista concedida a Claude Fell, establece, por ejemplo, que El laberinto de la soledad pertenece a la tradición moralista francesa. Así, realiza una reflexión crítica acerca de aspectos de nacionalidad sin meterse directamente a definirlos o a solucionarlos.[2] No le interesa conceptualizar a priori el concepto de mexicanidad o establecer la esencia de la misma, sino analizar los elementos que él considera importantes en la conducta social. Obviamente, en esta tradición moralista, esboza ciertas soluciones a los conflictos descritos en el ensayo, pero sin expresarlas de manera abierta. Simplemente da atisbos de lo que podría hacerse.
El hecho de que un poeta reflexione acerca de temas tan importantes para un país resulta curioso. Tópicos como la nacionalidad, los mitos, la modernidad, las diferencias económicas entre países ricos y pobres, las funciones del Estado deberían, en rigor, ser examinados por especialistas en cada uno de ellos, por personas con otro tipo de formación cultural y académica. Sin embargo, tales temas han tenido un carácter tan perentorio en México y en el resto de Latinoamérica que multitud de escritores y poetas se han visto forzados a tomar la pluma para decir algo. De este modo, “since the so-called pensadores are, frequently, literati, some of their legitimacy in the social sciences stems from the fact that they present “artistic” perceptions of social reality”.[3] Y los resultados de tales reflexiones por lo tanto están permeadas de cierto lirismo en la forma del discurso o de un idealismo ingenuo.
Sin embargo -- en el caso de México y en el tema específico de la nacionalidad-- tales acercamientos artísticos a la realidad tienen una ventaja importante. La caracterización de los rasgos de un país es necesariamente compleja y abarca distintas disciplinas. Para explicar exhaustivamente los varios aspectos de las conductas colectivas y particulares se tendría que recurrir a un enfoque social en el que interviniera no sólo la sociología, la filosofía, la antropología, el psicoanálisis, la ciencia política o cualquier otra disciplina sino a todas ellas juntas. Pues bien, los ensayistas han realizado tal labor con las limitaciones que tal empresa implica. En este aspecto la diferencia entre los científicos sociales y los ensayistas “is that the latter lend priority to their will to knowledge, to their will to speak to relevant issues, whereas social sicentists lend priority to their will to method and science”.[4] Los ensayistas, con herramientas raquíticas de investigación, intentan explicarse las situaciones a sí mismos y después su reflexión se extiende y es conocida por los demás.
Los ensayistas se meten por distintas disciplinas de manera irreverente. Las limitaciones de tal acercamiento son evidentes pero los ensayos, epistemológicamente hablando, son una manifestación de esa especie de “holism that is typical of traditional anthropology”. [5] Además el ensayista busca el conocimiento y lo expresa artísticamente. Sin embargo, estos trabajos al no ser sistemáticos y al responder a las necesidades del momento, aunque contengan ideas importantes y observaciones perspicaces acerca de la realidad nacional no han permitido la acumulación de conocimiento. De esta manera, la mayoría de las obras surgidas en la etapa nacionalista posrevolucionaria en los cuarenta y los cincuenta es hoy casi desconocidas para un público general.
FILIACIÓN FILOSÓFICA
En el aspecto filosófico El laberinto de la soledad está compuesto por distintas fuentes no siempre reconocidas explícitamente por el autor. Además, las ideas tomadas libremente son modificadas por Paz para aplicarlas a sus necesidades analíticas y de expresión. De cualquier manera, los autores y las tendencias que sirven como base a las reflexiones se pueden ubicar más o menos claramente.
Primeramente, Octavio Paz recurre a El ser y la nada de Sartre. Para el existencialista francés, la soledad tiene un carácter ontológico. Por lo tanto sus reflexiones parten de una situación en donde la realidad social empírica tiene poca importancia. Se enfrasca en consideraciones ideales como la libertad y sostiene de antemano que el ser humano, al defender su propia individualidad, estará reacio a lograr la unión con su prójimo.
La propuesta de Sartre contempla los distintos aspectos de la individualidad. El otro se muestra reacio a la asimilación. Por lo tanto su asimilación debe ser lo suficientemente cuidadosa como para no dañar su individualidad. “Así pues, si proyecto realizar la unidad con el prójimo, esto significa que proyecto asimilarme la alteridad del otro en tanto que tal, como mi posibilidad propia”. [6] Este proceso concierne sólo a dos individualidades en donde quien asimila y el asimilado mantienen sus diferencias. Así para que exista “la identificación del prójimo conmigo es que persista en mí la negación de ser el otro.”[7] Al final de cuentas, la asimilación del prójimo no puede darse de forma total. La unidad con él es pues irrealizable de hecho. “Lo es también de derecho pues la asimilación del para-sí, y del prójimo en una misma trascendencia traería consigo necesariamente la desaparición del carácter de alteridad del prójimo.”[8]
Claro que existen formas de acercamiento. Llegará el momento en que el prójimo se presente y será necesario reconocer su presencia. “En primer lugar, la aparición del prójimo en mi experiencia se manifiesta por la presencia de formas organizadas,
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