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Anaxagoras


Enviado por   •  29 de Julio de 2011  •  2.972 Palabras (12 Páginas)  •  2.512 Visitas

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Nos encontramos con dificultades a la hora de determinar las fechas exactas de la vida de Anaxágoras, filósofo griego de la escuela jónica. Se suele admitir que vivió aproximadamente desde el año 500 a. de C. hasta el 428. Su cronología vital podría ser: nacimiento en Clazomene el 500/499 a de Cristo; arribo a Atenas y comienzo de su actividad filosófica el 480/79 a. de C.; muerte en Lámpsaco el 428/27 a. de C. Otros textos son igualmente ambiguos ya que no nos aclaran si Anaxágoras escribió un libro después de Empédocles (lo más probable) o que estaba más adelantado que él en sus investigaciones filosóficas. Suele afirmarse que fue maestro de Arquelao, de Pericles y de Eurípides. También se relaciona a Anaxágoras con Anaxímenes tal vez porque reprodujo algunos elementos de su cosmología. Tal como cuenta Platón habría sido una figura importante en Atenas antes de que Pericles cobrara fama, pero no después de que Sócrates hiciera su aparición. Anaxágoras no pudo haber logrado en Lámpsaco el rango que parece haber tenido, tal como nos transmiten los textos, si no hubiera vivido un tiempo considerable. Se suele situar su proceso al principio y no al final de la carrera política de Pericles. Lo único que se presume con mayor seguridad, sobre el proceso de Anaxágoras, es que pasó una larga parte de su vida activa en Atenas, en dónde parece que fue maestro de Arquelao y de Eurípides y estuvo igualmente vinculado íntimamente a Pericles; se le sometió a un proceso, al menos entre otros, de impiedad, y como consecuencia de ello, se retiró a Lámpsaco en donde murió. Por lo que se refiere a sus escritos suele aceptarse que es muy probable que escribiera un solo libro. Parece también probable que fuera muy breve, que la extensión de la obra de Anaxágoras fuera muy corta. Los fragmentos conservados de tal obra abarcan unos mil lo que, se dice, representa algo más de una octava parte de todo el original. Este filósofo, del que se dice también que nació el primer año de la Olimpiada 70, era presumiblemente hijo de una familia ilustre, y su padre, Hegesíbulo o Eubulo le dejó grandes riquezas; pero él huyó de todo eso y se dedicó desde un principio completamente al estudio. Se afirma, como hemos visto, que tal vez oyó las lecciones de Anaxímenes y que se trasladó más tarde a Atenas, donde enseñó su doctrina por espacio de 30 años, contando entre sus discípulos a Pericles, Arquelao y Eurípides; y según algunos, al mismo Sócrates. En sus doctrinas de física y de astronomía combatió Anaxágoras muchas supersticiones de su tiempo; fue condenado como herético y según unos desterrado, mientras otros dicen que huyó de Atenas, entregándose a un destierro voluntario y dejándose morir de hambre. Algunos historiadores aseguran que también fue acusado de medismo, es decir, de favorecer los intereses del rey de Persia contra los sagrados de la patria. Lo que es indudable es que murió fuera de Atenas, en el destierro.

Se afirma que ningún filósofo presocrático ha dado origen a un número mayor de discusiones o ha sido interpretado de formas tan diferentes como Anaxágoras. Su teoría de la materia se basa en dos proposiciones que parecen contradictorias entre sí. Por un lado, una de las proposiciones, establece que una substancia material consta únicamente de partes iguales al todo. La otra, sin embargo, establece que hay una porción de todo en cada cosa; cada cosa contiene también porciones infinitas que representan a todas las substancias del mundo. Estas dos proposiciones aparentemente son antinómicas y resulta extraño que Anaxágoras pudiera defender una teoría que sustente tal contradicción. Es, por lo tanto, necesario intentar comprender lo que quería decir con todo ello pues es posible que si ambas proposiciones pudieran armonizarse, entonces desaparecería la aparente contradicción. El sistema de Anaxágoras al igual que el de Empédocles y los Atomistas es, en gran medida, una reacción consciente contra las teorías de sus predecesores, sobre todo, de los eleatas como Parménides y Zenón. En principio, Anaxágoras, acepta la exigencia de Parménides de que no puede pensarse en el nacer y el perecer de las cosas. Parménides había escrito que el ente no fue nunca ni será, puesto que es ahora todo a la vez, uno y continuo. También desde un principio Anaxágoras reacciona en contra del monismo eleático. La realidad no es una sino plural, es decir, una mezcla universal de todas las cosas que terminaría por emerger. Únicamente postulando la pluralidad es como podría eliminarse el problema de la llegada al ser y de su destrucción. Para Anaxágoras esa pluralidad estaría constituida por una mezcla original y uniforme que contendría tan diversos ingredientes que un observador imaginario no habría podido percibir nada allí, salvo tal vez aire y éter. En su reacción contra Zenón decide afirmar que tanto el cuerpo físico, como la magnitud geométrica, eran infinitamente divisibles. Esto es lo que parece deducirse de uno de sus textos: la materia física, al igual que la magnitud geométrica, es infinitamente divisible; ahora bien, la materia física forma los cuerpos físicos y, puestos que éstos existen y tienen magnitud, le debe acontecer lo mismo a la materia física. A tal materia, por mucho que se la subdivida jamás se le puede reducir a pura nada; e incluso la más pequeña partícula imaginable deber seguir teniendo una cierta magnitud. En consecuencia, cada cosa es, en efecto, grande y pequeña: grande porque contiene un infinito número de partes, y pequeña porque estas partes son ellas mismas de una pequeñez infinitesimal. Anaxágoras adoptó esta teoría con el objeto de poder responder a Zenón. Si unimos esta respuesta a la dada a Parméndides y a los otros pluralistas, Anaxágoras creía estar en posesión de un sistema filosófico que explicaría, sin caer en las contradicciones de Parménides y Zenón, la causa del porqué era posible el cambio y el movimiento en el universo sin necesidad de tener que pasar del ser al no-ser.

Anaxágoras no cuestiona exclusivamente el sistema de los eleatas Parménides y Zenón sino también el de otros filósofos pluralistas anteriores a él: Anaxágoras niega, por ejemplo, que el mundo sea únicamente el campo de batalla de elementos opuestos (Anaximandro, Heráclito o Pitágoras) ya que su mezcla originaria contiene no únicamente los opuestos tradicionales sino también innumerables semillas en modo alguno semejantes entre sí. Sus semillas, además, contienen muchas más cosas que las simples cuatro raíces de todas las cosas de Empédocles. Anaxágoras acepta el reto de Parménides de que no se debe dar por supuesto el movimiento y el cambio sino que éstos deben ser explicados. Con el objeto de llevar a cabo tal explicación, Anaxágoras señala que del no-ser no puede surgir el ser. El ser no es uno (como decía

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