Aquí hay dragones

ESCUELA PREPARATORIA OFICIAL NO. 2016

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Los dragones son algo mitológico, algo completamente falso, pero en la antigüedad mas que creíble era una seudociencia, es decir, convencional  en cuanto a su existencia, pero sin ningún tipo de teoría o prueba racional, sino una hipótesis de lo desconocido. Ahora nos parece un juego, solo nos parece asunto de algarabía y  asunto de mofada, pero seguimos evocando aquella pseudociencia, esto al ser crédulos y consumistas de  tratamientos, medicamentos o cualquier producto que no tiene apoyo científico.

A lo largo de toda la historia lo desconocido era, y es algo de lo cual tener temor, y un dragón provoca miedo, pero también consuelo, pues lo han nombrado, igual que cuando problematizamos y respondemos a aquello que nos intriga, donde hay incertidumbre, ya sea racional o no, pues ello nos satisface, y asombra.

En la antigüedad se respondían a sí mismos con supersticiones guiadas por la fé, pero esto se sigue haciendo, por lo cual de manera metafórica evocamos aquellos dragones, respuestas subjetivas basadas en nada, pues a pesar de la tecnología seguimos siendo crédulos, no nos damos tiempo de cuestionar nada.

En lo esencial, ser crítico es poner en duda aquello que es convencional, analizarlo, reflexionar lo que para los demás es un dogma, por lo que ignorarlo es peligroso al estar en el aprendizaje, ya que hasta los listos se equivocan al no evaluar la misma información de manera adentrada, pues la información no es verídica por la cantidad, sino que por la calidad.

Sin duda, la persuasión que nos lleva a ser muy fáciles de engañar puede ser desde una imagen de autoridad (el producto contiene una imagen basada en la  facultad para poder verse especializada) hasta por simple cantidad de información a la cual se le añaden tecnicismos específicos para verse con un nivel de cientificidad más alto, donde la razón por la cual la gente se ve incrédula es por su misma ignorancia recreando la edad oscura, al creer en  terapias de energía, chií, chacra etc.,  dan indicios de que somos supersticiosos, a veces de forma involuntaria, pues confundimos la correlación con la causalidad. Solo basta con observar la imposición de mercadotecnia en medicamentos para saber si es real, pues la realidad no se disfraza para ser consumido.[pic 6]

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