Aristóteles pretende dar un definición del ciudadano
Enviado por Carmelo Carmelo • 29 de Noviembre de 2016 • Resumen • 579 Palabras (3 Páginas) • 103 Visitas
Aristóteles pretende dar un definición del ciudadano, y nos dice que para ser ciudadano no es necesario habitar en un lugar determinado, ni participar de los derechos sometidos a llamarse ciudadanos, pero no en el sentido absoluto. Aristóteles define al ciudadano, de forma absoluta, como aquél que participa en funciones judiciales y en el gobierno, esta definición aplica sobre todo en una democracia.
Habla sobre la participación en las magistraturas donde existen las indefinidas y las determinadas, el magistrado indefinido no es miembro de la asamblea y juez, en cambio al determinado sí, entonces si tiene la posibilidad de participar en la función deliberativa o judicial lo llamamos ciudadanos de esa ciudad, dado así que la ciudad es el conjunto de estos ciudadanos suficientes para vivir en autarquía.
La segunda definición de ciudadano es la que tiene el criterio de nacimiento: ésta define al ciudadano como el nacido de dos padres ciudadanos y no de uno solo. Sin embargo, esta definición tiene problema cuando se habla de los fundadores.
Aristóteles toma el punto de la ciudadanía justa o injusta, diciendo que lo injusto equivale a lo falso, sin embargo, por el hecho de realizar el ejercicio de poder deberá también llamarse ciudadanos a los injustos.
También se pregunta ¿cómo y cuándo hay que decir que la ciudad es la misma o que no es la misma sino otra diferente?. Responde de manera sencilla diciendo que dependiendo del lugar, sin embargo, cuando el régimen de una ciudad es alterado, la ciudad no será la misma por lo que tendrá que cambiar su nombre o mantener el mismo.
La virtud del ciudadano está forzosamente en relación con el régimen y ésta no puede ser perfecta si existen varias formas de régimen. La virtud del buen ciudadano han de tenerla todos pero es imposible que tengan la del hombre de bien, pues no todos los ciudadanos de la ciudad perfecta son necesariamente hombres buenos.
El gobernante debe tener una educación distinta a la del resto. También debe existir un gobierno propio del amo el cual manda a otro servil a que realice las actividades de servicio. El buen ciudadano debe tener la capacidad de obedecer y mandar. Aristóteles dice que no hay que considerar ciudadanos a todos aquellos sin los cuales no podría existir la ciudad, ya que estos son trabajadores incompletos.
El hombre es por naturaleza un animal político y por eso tiende a la convivencia y así se constituye la comunidad política. Todo es obra de la amistad, pues la elección de la vida en común supone amistad. Entonces el fin de la ciudad es vivir bien. Aristóteles clasifica los regímenes como rectos y desviados. Un régimen recto es aquel cuyo gobierno atiende al interés común y los desviados son aquellos que atienden el interés particular de la minoría. Una monarquía es aquella que mira el interés común y tiene gobiernos unipersonales. En una aristocracia gobierna más de uno, o se proponen a los mejores para la ciudad. Cuando la mayoría es la que gobierna y atiende al interés común se le llama república y todas éstas tienen desviaciones.
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